El presidente sirio Bashar Al Assad arrasó en las elecciones presidenciales realizadas este miércoles en ese país. De acuerdo al escrutinio del ente electoral local, el mandatario se acreditó el 95,1% de los votos.
El resultado es la revelación contundente de un país que no ha doblegado su apoyo al líder sirio. Este hombre fue puesto a prueba por la guerra terrorista creada por las potencias occidentales en esa nación y venció.
Según el ente comicial, el respaldo a Al Assad fue de 13.540.860 votos; y en total la participación pasó del 78% del electorado habilitado para elegir.
Las elecciones se efectuaron este miércoles y se desarrollaron por hasta 17 horas. De acuerdo a medios internacionales, el proceso estaba contemplado hasta las 7 de la noche, pero se habilitó una extensión de 5 horas.
El motivo de esta resolución habría estado motivada por la alta concurrencia de votantes a los más de 12 mil centros electorales dispuestos para el proceso.
Lo que se sabía iba a pasar
La victoria de Al Assad estaba planteada por su gran popularidad interna, pero también parecía predecible el inmediato rechazo de las potencias occidentales a la decisión soberana del pueblo sirio.
Para los factores extranjeros que apoyan a la oposición siria y la guerra en ese país, la elección no contribuiría con la “resolución del conflicto armado comenzado hace una década”.
En clave occidental, parece que solo son legítimas las elecciones en donde ganan sus fichas políticas, y solo son “creíbles” sus formatos de “democracia”.
En el reducto que todavía controlan los grupos terroristas apoyados por Europa y EE.UU. albergaron protestas contra el resultado, una situación obvia por tratarse de un terreno controlado por los sectores que buscan todavía desestabilizar a Siria para entregarla al control geopolítico de potencias extranjeras.
La guerra en Siria comenzó en 2011 y ésta ya le habría costado la vida a unas 388 mil personas.