La atención de la prensa rodea al FC Barcelona pero no por los encantos de sus jugadores, la magia de su fútbol o las glorias de sus títulos.
Esta vez la atención se centra en un escándalo que comprobaría que la directiva del equipo está envuelta en una trama en donde sobra muy mala intención y juego sucio.
Al escándalo le llaman “el Barcagate” y por ello han detenido al expresidente de la entidad, Josep Maria Bartomeu.
Le acusan de haberse hecho buena prensa con el mal hábito de desprestigiar a los demás.
Un grupo de socios afiliados a club denunció la trama y al parecer tenían la razón. Bartomeu y la directiva habrían contratado los servicios de una empresa que maneja redes sociales para crear determinados estados de opinión para defenderles y al mismo tiempo desprestigiar a rivales políticos dentro del club.
De esta campaña no se habría salvado nadie. Ni siquiera el mejor jugador de todos los tiempos en el club: el argentino Lionel Messi.
Según las pesquisas del caso, Bartomeu contrató a una empresa 13 Ventures para que le llevara a cabo esta cruzada de relaciones públicas al margen “del juego limpio”.
Para ello habrían usado de manera coordinada 6 cuentas de Facebook para poner a rodar y viralizar ciertas opiniones.
Sí, más que un club
Es decir, la fábrica de sueños, la utopía de la academia pura y honesta de jugadores y buen fútbol era la escenografía de cartón de una entidad que en las sombras jugaba un “tiki taka” de zancadillas mafiosas, que sin usar pistolas, sabía muy bien que las palabras sirven también para matar.
No había que ensuciarse las manos, solo escribir en una operación coordinada para atacar a los enemigos.
Pero como en toda operación mafiosa, nada de esto fue gratis. Desde 2014 hasta 2020 Bartomeu pagó un millón de euros para hacerse buena prensa, pero esta vez no cuenta con esa máquina de dinero y poder para salvarse de una situación que le rodea y que se parece a una desgracia.