La ONU advierte que para el 2030 al menos la mitad de la población estaría expuesta a las consecuencias destructoras de los tsunamis.
De acuerdo a las proyecciones del organismo multilateral, a partir de ese año el 50% de la población vivirá muy cerca de las zonas costeras, lo que la colocaría en una posición vulnerable.
Si bien los tsunamis son fenómenos que no se pueden anticipar, al menos se pueden generar mecanismos de mitigación de daños cuando se produzcan.
Estas advertencias las hizo el Secretario General de la ONU Antonio Guterres con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis.
Uno de los objetivos esenciales considerados en esta jornada de análisis y trabajo es la de fortalecer “la gobernanza del riesgo de desastres».
Prevenir es salvar vidas
En este contexto Guterres habría expresado que “Aunque no se puede evitar los tsunamis, pero podemos prepararnos para ellos. Cuando ocurre un tsunami se pone a prueba de forma patente la gobernanza y las instituciones que se han establecido para gestionar el riesgo de desastres”.
En esta misma línea del Secretario General de la necesidad de prepararnos ante potenciales desastres de un fenómeno que no se puede predecir, el representante de la ONU para la Reducción del Riesgos de Desastres, Mami Mizutori subrayó que “la prevención salva vidas”.
El escenario futuro de más personas viviendo en zonas costeras se ha visto potenciada por el desarrollo inmobiliario y turístico en torno a las playas.
Cada vez son más los urbanismos que se construyen en estas zonas; brindando una ubicación envidiable pero al mismo tiempo peligrosa si se observa que se estaría indefectiblemente expuestos a un desastre natural como un Tsunami.
De acuerdo a estadísticas de los organismos internacionales, en los últimos 100 años se han registrado 58 tsunamis; los cuales habrían dejado un saldo de hasta 260 mil víctimas.