El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá, nació el 3 de febrero de 1795 en Cumaná. Héroe patriota que luchó por la independencia, no sólo de Venezuela, sino de toda América. Comprometido con el ideario bolivariano y fundador de Bolivia.
Sucre se destacó como uno de los estrategas militares más brillantes de su época, uniendo al actual Ecuador al proyecto de la Gran Colombia. Dirigió los esfuerzos para acabar con los últimos vestigios del imperio español en tierras del sur. Dirigiendo junto a Bolívar la batalla de Junín y comandando la batalla de Ayacucho, lo que le valió el título de Gran Mariscal. Liberó al Alto Perú y fundó la República de Bolivia, de la cual fue presidente hasta 1828.
Ecuador y su libertad
En 1821 Sucre fue enviado a la Campaña del Sur, donde tenía la tarea de unir a la Audiencia de Quito al proyecto de la Gran Colombia. Las provincias de Quito y Guayaquil ya estaban alzadas en armas contra los españoles y en el seno de las fuerzas militares habían distintos intereses. Algunos estaban de acuerdo con la unidad con Colombia y otros planteaban la unidad con el Perú.
Triunfante luego de la Batalla de Yaguachi, en 1821, avanzó a Pichincha donde el 24 de mayo de 1822, ganó la batalla con el mismo nombre. A las pocas horas del triunfo de Sucre, el gobernador español firmó la capitulación y esto abrió el camino para la unión de Quito y Guayaquil al proyecto colombiano. Comenzó entonces la marcha triunfal del ejército bolivariano hacia Perú.
Perú, último bastión español
Mientras José de San Martín liberaba Chile, ya en 1817, decidió transportar sus fuerzas hacia Perú en 1820. Para posteriormente celebrar la entrevista entre Martín y Bolívar en 1822 donde San Martín se retiró del Perú y abrió los caminos para que Sucre avanzara hacia la grandeza, hacia la Batalla de Ayacucho.
En 1823, Bolívar envió a Sucre a Perú, y en 1824 triunfó en la Batalla de Junín y posteriormente en diciembre de ese año la Batalla de Ayacucho. Batalla determinante para acabar con el último y más importante bastión español. Gracias a la audacia militar y política del Mariscal Sucre, se logró expulsar definitivamente a las fuerzas realistas de territorio americano.
Bolivia, hija predilecta del Libertador
A través de una consulta pública, donde habían 3 propuestas: adhesión al Perú, Anexión al Río de la Plata y a libertad plena del territorio, hoy Bolivia. En la consulta resultó ganadora la última, conquistando así su libertad y la decisión de nombrar a Sucre como su presidente fundador.
Al ser nombrado presidente vitalicio, se encargó, en una audaz y novedosa política interna de organizar la hacienda pública; acabar con las divisiones jerárquicas impuestas por los españoles, liberar a los esclavos, otorgar tierras para los indios, impulsar la educación universal y apoyar la unificación con la Gran Colombia.
La desintegración colombiana
Ya en 1830, la Gran Colombia estaba debilitada, producto de los mezquinos intereses de los gobernantes provinciales y militares. Así como las presiones políticas de quienes pretendían mantener el poder en territorio separados.
Se convoca al que fuera el último Congreso colombiano, que definiría a Sucre como el presidente de esta instancia. Sin embargo, ya era demasiado tarde, en Venezuela se desconoció la autoridad de Bolívar y había tomado el poder, José Antonio Páez y en la Nueva Granada se instauró el santanderismo y la traición histórica al proyecto bolivariano.
La tarea diplomática y política de Sucre fracasó y decidió trasladarse a Quito donde estaban su esposa e hija. En el camino fue asesinado en la sierra de Berruecos, en la actual Colombia. La orden sería dada por José María Obando, jefe militar de Pasto, fusilado 10 años después del asesinato del mariscal, culpado por este crimen.