El primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, emitió este martes una declaración categórica, asegurando que su nación no tiene ningún interés en albergar activos militares de Estados Unidos ni de ninguna otra potencia extranjera.
El anuncio coincidió con la visita oficial del almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de EE. UU. (SOUTHCOM), y marca una firme postura de neutralidad en un Caribe de crecientes tensiones. Claramente, el gobierno insular prioriza su soberanía y la paz regional.
La visita del almirante Holsey busca, según el Pentágono, fortalecer la cooperación en materia de seguridad y abordar la lucha contra la delincuencia organizada transnacional en el Caribe Oriental. A pesar de esto, las palabras de Browne evidencian la política de neutralidad de la pequeña nación insular en medio de la polarización regional, particularmente debido al despliegue militar de EE. UU. cerca de Venezuela, en el marco de operaciones contra el narcotráfico.
«Antigua y Barbuda no tiene ningún interés en albergar activos militares de ningún país. Somos amigos de todos y enemigos de nadie», enfatizó el primer ministro Browne durante una rueda de prensa que se desarrolló simultáneamente con la llegada del alto mando estadounidense. Además, Browne subrayó que la política de su gobierno exige mantener su territorio libre de injerencias militares externas. Por lo tanto, descartan cualquier posibilidad de establecer bases permanentes o temporales.
El primer ministro añadió: «Estamos muy contentos de no tener bases militares ni activos de ninguna potencia extranjera. Es una posición que mantenemos firmemente».
Concretamente, esta declaración diferencia a Antigua y Barbuda de países vecinos. Por ejemplo, Granada, también visitada por el almirante Holsey, recientemente confirmó haber recibido una solicitud de EE. UU. para la instalación temporal de equipos de radar. Browne reafirma el compromiso de St. John’s con la desmilitarización de su territorio nacional.
El almirante Holsey se reunirá con Browne y otros funcionarios de seguridad de la isla para discutir desafíos compartidos. Estos incluyen el tráfico ilícito y la seguridad fronteriza. No obstante, este diálogo se produce a pesar del claro rechazo de Saint John’s a una mayor presencia militar de Washington. En consecuencia, el enfoque de la cooperación se centrará estrictamente en la seguridad marítima y en el fortalecimiento institucional de las fuerzas locales.
El gobierno de Browne defiende activamente un modelo de seguridad basado en la cooperación multilateral sin comprometer su política exterior ni convertirse en un peón de las potencias globales. De hecho, esta posición resuena con el deseo de muchos países caribeños de evitar ser arrastrados a conflictos geopolíticos. Finalmente, Antigua y Barbuda reitera su posición soberana: no alojará activos militares de Estados Unidos ni de cualquier otra nación extranjera, garantizando su neutralidad en el Caribe.