Amar y amor: ¿Si no regalas, no quieres?

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El 14 de febrero o fecha de San Valentín ya forma parte del imaginario colectivo del venezolano. Y no podía ser de otra manera en un pueblo que se caracteriza por ser alegre, querendón y amante de la felicidad.

Con sus orígenes en la tradición mítico-religiosa judeo cristiana, al popular Cupido desde siempre le ha ido muy bien en Venezuela. Prácticamente ya nos hemos apropiado de este simbólico personaje. ¿Cuántas uniones se han sellado por estos días?, y a ¿cuántas y cuántos no han procreado con la excusa de conmemorar el día de los enamorados?, la lista ha de ser enorme.

Sin embargo, como pasa con muchas otras fechas a esta celebración se le ha terminado dando una connotación casi exclusivamente mercantilista. Al final del día, el tamaño y calidad de su amor, será directamente proporcional a lo costoso del regalo y también por su cantidad.

Cuánto tienes, cuánto amas

¿Puede tasarse el amor en dinero?, es una pregunta espinosa de difícil respuesta. Tendrían que responderla quienes están enamorados o sienten amor por el conocimiento, es decir los filósofos. Son ellos a lo largo de los años quiénes han intentado buscar respuesta a estas profundidades existenciales del alma y el espíritu.

Sin embargo, desde un plano más cotidiano cada uno de nosotros sabemos, o más bien hemos sentido, que el amor es un sentimiento-emoción sumamente intenso, capaz de hacernos experimentar una conexión demasiado especial por otra persona. Canciones y películas hay en cantidades industriales dedicadas a este tema y seguramente las seguirá habiendo, porque es un tópico que nunca pasa de moda.

Expresar el cariño a través de un regalo es perfectamente válido, pero sentir que no te aman porque no te regalaron nada, ya es algo más complicado. De cualquier manera, en un país bajo asedio por el cerco financiero más brutal de que se tenga memoria en toda nuestra historia, el amor siempre dice: presente.

Así que en el día de San Valentín, las parejas se las ingeniarán una vez más para disfrutar, cada cuál a su manera. Algunas con grandes lujos, otras con más limitaciones. En el presupuesto más restringido, unos 100 dólares serán suficientes para regalar flores, cenar en un restaurant y cerrar con broche de oro en un hotel romántico.

Pero la creatividad, indistintamente de que haya o no haya plata, es un ingrediente que hace milagros, si se trata de amor y amar.

¿Y tú qué crees… si no regalas, no quieres?

 


 

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