El ala ultra radical de la oposición venezolana arremetió contra las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre. En un comunicado suscrito por María Corina Machado, Antonio Ledezma, Humberto Calderón Berti, Diego Arria, Enrique Aristiguieta Gramcko y Carlos Ortega, aseguran que: «Es imposible participar en procesos promovidos, organizados y controlados por mafias criminales».
Con esta misiva es la primera vez en mucho tiempo que parte de los factores agrupados en la ultra derecha aparecen unidos dando un mensaje público. Después del desastre político de la operación Gedeón, los duros cuestionamientos del presidente norteamericano, Donald Trump, al diputado Juan Guaidó y los innumerables escándalos de corrupción, estos actores habían guardado silencio o cuando mucho se habían limitado a aparecer por separado.
Violentos irredimibles
Sin embargo, ninguno había variado en su obcecada postura de promover la violencia y la irresponsabilidad política. Tras el llamado a las elecciones parlamentarias por un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), de alguna manera se había abierto un compás de espera para ver si estos factores enderezaban el rumbo.
Sobre todo, porque un sector opositor ha aceptado de buena gana el llamado a participar y los plazos del cronograma electoral están corriendo. Asimismo, ha trascendido que factores vinculados al proceso de diálogo de Oslo han arribado al país, en un intento por lograr acuerdos con los factores más extremistas.
No obstante, estos grupos minoritarios vuelven a lanzarle piedras a las negociaciones para hallar soluciones consensuadas. Y también lo hacen contra las elecciones. Seguramente, se cuenten entre los pocos grupos que se dicen demócratas pero, en la práctica, detestan los eventos electorales. Una contradicción inexplicable.
Peleas internas
En este pequeño grupo destacan las diferencias irreconciliables que muchos de ellos mantienen con su supuesto líder máximo Guaidó. Es el caso de Calderón Berti, quien fue de los primeros en destapar las ollas de la escandalosa corrupción con la empresa Monómeros.
Por su parte, María Corina Machado, tiene casi una década soñando con la intervención de los marines norteamericanos. Esta señora es abierta defensora de una invasión militar, lo que ha reiterado en diversos medios de comunicación.
A Carlos Ortega le acompaña un oscuro prontuario como dirigente sindical. Traicionó la confianza de los obreros agremiados en la prácticamente desaparecida Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). Ortega fue uno de los protagonistas del primer golpe Estado que dio la ultra derecha con apoyo norteamericano, en tiempos de Revolución Bolivariana. Este sujeto condujo a la población opositora al matadero de Puente Llaguno y después huyó cobardemente.
Líderes «históricos»
Ledezma y Arria comparten el “honor” de ser aventajados representantes de la burguesía más corrupta de Acción Democrática. Ambos, desde el exilio, han ejercido presiones para que a Venezuela se le impongan medidas coercitivas criminales que obstaculizan la compra de comida y medicamentos para el pueblo.
Mientras que Aristiguieta Gramcko es uno de los “líderes históricos” de la democracia cristina en el país. Ha sido, junto al fallecido Enrique Tejera París, una de las voces más influyentes para intentar darle un barniz de sabiduría a todos los mamotretos jurídicos y aventuras irresponsables que ha pretendido montar la oposición violenta.
No hay un solo argumento de peso para concurrir a la farsa electoral prevista.
— Enrique Aristeguieta (@EAristeguieta) July 22, 2020
Aristiguieta ha sido un activo saboteador de las elecciones a través de su cuenta en Twitter. ¿Ponen estos personajes un pie en el basurero de la historia? El pueblo masivamente desea expresarse. Todo indica que de persistir en su locura quedarán condenados al olvido total.
