Los efectos devastadores de la pandemia de covid-19 en el plano económico, plantean serios desafíos para la humanidad. Esta semana al darse a conocer su más reciente informe Pobreza y prosperidad compartida 2020: Un cambio de suerte, el Banco Mundial advierte que sólo este año 2020, a causa de los daños colaterales asociados al coronavirus, 115 millones de personas serán lanzados al abismo de la pobreza extrema.
Igualmente, al sumar el impacto negativo esperado para 2021, la aterradora cifra podría crecer aún más, hasta llegar a los 150 millones ciudadanos extremadamente pobres. Semejante, comportamiento representa un retroceso de 2 décadas en la lucha contra este flagelo. Y supone un retraso de al menos 3 años en la meta de erradicar la pobreza extrema para 2030.
En total, de concretarse esta proyección escalofriante, el modelo de desarrollo capitalista globalizado ostentaría la nada plausible cifra de 729 millones de personas extremadamente pobres. Una verdadera verguenza. Una inmoralidad injustificable bajo ningún concepto. Sobre todo, si tomamos en cuenta que, según el propio Banco Mundial, la covid-19 no es la única causa de lacerantes desigualdades.
Goteras por todos lados
Hay otros factores mucho más antiguos, pero siempre desestimados. Estos son: el cambio climático y las áreas en «conflicto», eufemismo bastante elegante, para referirse a zonas saqueadas o canibalizadas, generalmente con la anuencia de los EE.UU.
El organismo multinacional prevé que en los próximos 10 años, a raíz de fenómenos asociados a desajustes climatológicos, como sequías, ciclones, inundaciones o tsunamis, entre otros, a la pobreza extrema mundial se sumarán otros 132 millones de personas. Además, se calcula que para 2030, 66% de las personas extremadamente pobres vivirán en zonas frágiles o afectadas por «conflictos».
Sin embargo esta tragedia contrasta dramáticamente con el «éxito» de personajes inmensamente millonarios, asociados al nuevo modelo de negocios 2.0. Esta gente, actúa al amparo, como explica, Noam Chomsky, de una élite criminal que gobierna la Casa Blanca.
En el colmo del absurdo, «gracias» la pandemia, personajes como, Jeff Bezos CEO de Amazon, registran ganancias netas de 13 mil millones de dólares en un sólo día. Son las increíbles contradicciones de un sistema criminal basado en la burla y la mentira. Que además nunca se sacia.
De otro modo, cómo entender que en medio de este caos sanitario, un país como EE.UU. arremeta como lo ha hecho contra Venezuela, Irán y Cuba. Imponiendo más «sanciones», recrudeciendo el bloqueo y acometiendo actos de piratería internacional contra cargamentos de gasolina, alimentos y medicamentos.
Cambio de paradigma
Quién puede justificar algo tan anacrónico como un bloqueo, justo en medio de una pandemia espantosa. Es obvio, que nadie. No es moralmente correcto, no se puede argumentar en favor de esta atrocidad, desde el punto de vista ético. Y legalmente es un despropósito completo.
Por ende, la utópica consigna de otro mundo posible, no sólo es necesaria, sino más urgente que nunca. El capitalismo en su lógica criminal de muerte y destrucción, conduce a la humanidad hacia un camino sin salida. Cada vez es más evidente. También está a la vista que muchos límites ya se han rebasado.
Desde Venezuela, en heróica resistencia por nuestro derecho a la soberanía, seguimos apostando por una transformación del modelo, que coloque al ser humano, y no al dinero, como Alfa y Omega. La proyección de pobreza extrema, la pandemia de covid-19 y el bloqueo anacrónico, enseñan que ese cambio de paradigma debe ser global. De ello depende el futuro de la humanidad.
DANIEL CÓRDOVA
@dcordovaster