China es un caso que asombra en medio de la pandemia. Si bien la crisis sanitaria comenzó en ese país como una novedad mortal y desconocida, ahora es un tema serio pero bien controlado.
Mientras el mundo experimenta una denominada “segunda ola” de contagios, China si acaso conoce de ella pero a través de las noticias.
Cuando Estados Unidos registra en un día más de 50 mil contagios, la nación asiática apenas confirmó 7 nuevos casos el pasado 7 de octubre; y además hiló 50 días sin casos domésticos de covid-19.
Este panorama de control sobre la enfermedad les ha permitido retomar costumbres rutinarias de la anterior normalidad. El pasado 1 de octubre y a propósito de las vacaciones de mitad de otoño, millones de chinos viajaron por el país, eso sí: con tapabocas.
Hacer lo increíble
Mucho de este presente sosegado tiene mucho de lo que hicieron a tiempo los chinos cuando empezó la crisis sanitaria. Aunque parecía una tarea increíble, las autoridades decretaron la cuarentena en Wuhan y aislaron a las personas en sus residencias, aislando así el virus también.
Una vez domada la espiral de contagios, los chinos habilitaron medios tecnológicos para tener un panorama más preciso de la enfermedad. A través de aplicaciones que se actualizan en los teléfonos, establecen una red de contactos que determina el riesgo de contagio en cada persona.
La determinación de las autoridades chinas de tomar medidas drásticas los hizo colocarse en una posición de ventaja respecto a la enfermedad. El debate sobre si proteger la salud afectaría a la economía, no se transformó en obstáculo para comprender que desentenderse de la pandemia era la peor inversión.
El tiempo da la razón
Esta manera de enfrentar la enfermedad se convirtió en un método reconocido por la Organización Mundial de la Salud, aun cuando algunos países occidentales lo consideraron como una temeridad que retaba sus convicciones liberales.
Pero el tiempo le ha dado la razón a China, solo que quienes así lo entendieron actuaron tarde y sin aprender todavía, ya que por colocar en la balanza la prioridad de la economía, la enfermedad los está volviendo a atormentar.
