Recientemente hemos podido ver cierta polémica y debates acalorados entre compatriotas muy valiosos dentro de nuestra Revolución. Mi respuesta ante aquello es: unidad, no sin antes tomar algunas consideraciones:
Nuestro discurso, como nos lo enseñó el Comandante Hugo Chávez, siempre tiene que estar basado en la verdad, hablarle con la verdad al pueblo, por más desfavorable que esta sea. De lo contrario, estaríamos cayendo en el campo de la demagogia. Me permito citar un fragmento del discurso del Comandante Fidel Castro Ruz ante la Asamblea cubana en medio del período especial «quien vive de ilusiones, muere de desengaños».
El discurso revolucionario debe ir acompañado de condiciones objetivas y subjetivas, siempre con la vocación de poder, del ‘poder hacer’. En cuanto a lo objetivo, se refiere a la realidad real, a lo palpable, a lo que tenemos. Lo subjetivo se refiere a lo estratégico, a lo histórico, a dónde vamos o debemos ir.
Dicho lo anterior y sin dudar de la excelente condición de algunos hermanos revolucionarios que, recientemente han ejercido cierta crítica con fervor, es necesario tener presente las condiciones objetivas actuales, de un bloqueo económico criminal por parte del imperialismo y una contracción de la economía mundial que también nos afecta. Así que, ampararse en un discurso contando con las condiciones objetivas de 2012-2013-2014, sería crear falsas expectativas en el pueblo, un pueblo acostumbrado a escuchar la verdad.
No se debe dejar de reconocer que en la primera fase de la Revolución logramos redistribuir el ingreso producto de la renta petrolera, pero el socialismo para que se consolide y sea sostenible, es necesario maximizar la capacidad de los medios de producción, aquí refiero a las condiciones objetivas. No basta con crear leyes revolucionarias y otorgar derechos, la raíz de la Revolución Bolivariana radica en ser impulsores y defensores de la clase trabajadora, siendo esto parte de la razón subjetiva.
Más allá de esas consideraciones y consciente que el ejercicio crítico y autocrítico, el debate de las diferencias y contradicciones, fortalecen la Revolución; hay una máxima que es primordial: La Unidad.
Aquella orden que nos instruyó nuestro Comandante Chávez aquel 8 de diciembre como última proclama, y que todos nosotros como socialistas, comunistas, cristianos, bolivarianos, humanistas, soldados, estudiantes, obreros, campesinos y pescadores, cumpliremos a cabalidad.
Citando a Lenin en su libro qué hacer acerca de la crítica y unidad:
«Marchamos en grupo compacto, asidos con fuerza de las manos, por un camino abrupto e intrincado. Estamos rodeados de enemigos por todas partes, y tenemos que marchar casi siempre bajo su fuego. Nos hemos unido en virtud de una decisión adoptada con toda libertad, precisamente para luchar contra los enemigos y no caer».