Brasil es el segundo país del mundo con más muertes (92.475) y contagios (2.662.485) de covid-19. Sin embargo, su presidente Jair Bolsonaro «sin miedo», persiste en lo que se ha denominado la visión negacionista de la pandemia. En una nueva y polémica intervención pública, el dignatario lo hace de nuevo:
«¿por qué la gente tiene miedo del coronavirus? Si todos van a contagiarse algún día».
Bolsonaro, quien se infectó de covid-19 recientemente y lo superó, se ha reafirmado en su conducta de desconocer los riesgos. Durante su visita a la región de río Grande del Sur, el mandatario se retiró la mascarilla y cargó a varios niños durante el trayecto. Esto pese a que su esposa es actualmente una paciente activa de la contagiosa enfermedad.
Todos morirán
«¿De qué tienen miedo?», se preguntó el Bolsonaro. Incluso, destacó que: «Las personas mueren todos los días por una serie de causas. (…) así es la vida. Mi esposa ahora está contagiada, después de un mes de que yo contraje el virus, ella lo contrajo», expresó confiado.
Esta actitud ha sido una constante en las actuaciones de Bolsonaro desde que comenzó la pandemia en su país. Esto a pesar de que la nación suramericana despunta como el segundo epicentro mundial de la pandemia y ha llegado a superar a los Estados Unidos en fallecimientos por día, con más de 800 en una jornada.
No obstante, Bolsonaro se ha burlado del coronavirus calificándolo de “gripezinha” y se ha negado tercamente a respaldar las medidas de confinamiento. Además, en un momento dio instrucciones para que no se divulgaran las cifras de la enfermedad. Decisión que sólo echó para atrás por una sentencia del Supremo Tribunal de Justicia de ese país.
Esparciendo el virus
En una oportunidad, estando como paciente activo de covid-19, se quitó la mascarilla frente a un grupo de comunicadores sociales. Los profesionales de la prensa luego amenazaron con demandarle ante los tribunales.
Con semejantes niveles de irracionalidad, a nadie puede sorprender que Brasil sea, hoy por hoy, uno de los principales focos de irradiación del coronavirus en el planeta. Su tasa de contagios por cada 100.000 habitantes se cuenta entre las más elevadas del mundo con 1.271,06.
Esta gestión de la pandemia es sólo comparable con el manejo dado por el presidente norteamericano, Donald Trump. Éste ha convocado mítines políticos promoviendo la no utilización de la mascarilla. También ha hecho mofa de la enfermedad e inclusive sugirió tomar e inyectarse lejía para protegerse.
Compadres negacionistas
No obstante, el mandatario estadounidense, tras su abrupta caída en las encuestas ha dado un giro radical. Ante la cercanía de las elecciones presidenciales de su país, Trump sí ha admitido la gravedad de la situación y ha dado mensajes más cónsonos con las recomendaciones de la ciencia médico-epidemiológica.
Completa el trío de grandes negacionistas de la pandemia, el primer ministro británico Boris Johnson. Al inicio el líder inglés también desestimaba las medidas de confinamiento y era favorable a la teoría de la inmunidad del rebaño. Es decir, permitir que la enfermedad se expanda libremente, para que así las personas estén inmunizadas naturalmente.
Esta hipótesis ha sido duramente cuestionada por los especialistas. En primer lugar se ha explicado que no está demostrado que quienes contraen una vez el covid-19 ya no lo vuelvan a padecer. Por otra parte, el ritmo tan acelerado de expansión de la enfermedad haría colapsar cualquier sistema de salud, como ya ha sucedido en España, Italia y los propios Estados Unidos.
En nuestras manos
El primer ministro británico también se enfermó de covid-19. Johnson superó la enfermedad tras ser hospitalizado en una Unidad de Cuidados Intensivos. Vérselas cara a cara con la muerte hizo que cambiara radicalmente de actitud.
No obstante, Inglaterra ocupa la cuarta casilla a escala mundial con más muertes por covid-19 (46.119) y se cuenta entre los 10 países del mundo con más casos (304.801). Le sigue muy de cerca Colombia, con 295.508 pacientes infectados.
La visión negacionista ha demostrado ser inefectiva y altamente riesgosa. Por ello, corresponde a la población mundial ponerse al frente. Con conciencia e información confiable todos podemos ser parte de la solución y no, como Bolsonaro, Trump y Johnson, el problema.
