Cada 28 de julio el corazón del pueblo renace, 66 años van del nacimiento de quien debió estar aquí soplando sus velas en celebración de la vida. Pero Chávez, no nace sólo hoy, parafraseando a Galeano, en referencia al Che Guevara, “Chávez es un nacedor”.
Chávez no es un discurso, un recuerdo oportuno, una palabra a destiempo. No. Chávez es palabra comprometida, memoria viva e identidad y tiempo preciso. Recordar su nacimiento, es celebrar también la Patria.
Al primer llanto de Sabaneta, galopando se venía la historia futura para remontar las glorias de Bolívar en su nombre. En ese camino se atravesaron dulces, maestras, el patio de la abuela, pelotas de béisbol, El Látigo Chávez y en su cascada de sueños, llegó la Academia Militar. Y allí fue el encuentro y el compromiso.
Un árbol, fuente de vida, fue el lugar escogido para jurar que su vida nacida aquel 28 de julio, sería un parto milenario: la fundación de un proyecto histórico, la concreción del proyecto Bolivariano. Cuánta falta nos hace y sin embargo, cuánta de su fuerza impregnada en el espíritu colectivo sigue hoy venciendo mil golpes cada día.
66 años Comandante, hoy es día de amores encontrados, de llanto inagotable, de memoria profunda, de dolor por lo que no se ha hecho, de compromiso con lo que queda por hacer.
Cuánto falta por aprender de tu nombre hecho combate, pensamiento trascendente, hacedor de lo nuevo. Hoy te celebramos como cada día, 66 luces que no se apagan y que siguen encendidas en el corazón del pueblo y su amor inagotable.
¡Feliz cumpleaños, Comandante!