Derecha ecuatoriana «asalta» la cancha electoral: Otto ya no es Vicepresidente

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Ecuador cuenta desde hoy con un camuflado candidato a la presidencia, Otto Sonnenholzner. Tras 19 meses renunció a su cargo de Vicepresidente, para “seguir trabajando por el país desde el ámbito privado”. El radiodifusor de 37 años, se suma al también banquero Guillermo Lasso. Son las cartas visibles de la derecha, tras la renuncia de Jaime Nebot a su candidatura por parte del partido Social Cristiano.

Denuncias sin responsables

No dejó claro el por qué de su renuncia. Habló de corrupción, pero no señaló ningún nombre, ni tampoco que hizo para impedirla, combatirla o castigarla. Lo real es que tras una campaña de promoción personal, con recursos públicos, (auspiciada por su gobierno) Otto, busca desligarse del régimen que formó parte hasta hoy, y es claro que lo hace por ser un gobierno absolutamente impopular, con el fin de quitar ese lastre a su campaña.

Tras intentar desligarse de la política tradicional, de esa misma partidocracia que lo eligió su Vicepresidente, hoy intenta mostrarse como “independiente”, para esto destacó que “hace un año y medio sin buscarlo se le presentó la oportunidad de serviragradeció al Presidente Moreno y a quienes, dijo, le dieron la oportunidad.

Quiebre presidencial

Su renuncia, era un “secreto a voces” en los corrillos políticos, desde que las intrigas palaciegas consiguieron relevarlo de su «trabajo» frente a la pandemia, además le quitaron funciones, con el pretexto que su protagonismo afectaba aún más la imagen tan venida a menos del presidente.

Aunque no anunció su candidatura, Sonnenholzner afronta hoy la realidad política del país, sin la protección del cargo, que le permitió ganar protagonismo. La campaña, sin duda, permitirá que responda todos los cuestionamientos que deliberadamente calló en su periodo, convirtiéndose tácitamente en cómplice o encubridor.

Para visualizar nuestro titular sobre el «asalto» a la cancha electoral, solo basta recorrer cada una de las acciones emprendidas por la derecha y el gobierno de Moreno, para corromper el «juego limpio» en el estadio de la democracia. Y es claro que Otto es solo un jugador más, encargado de borrar las caras de la traición, ineptitud y corrupción, y así mostrar una cara «limpia» que siga protegiendo sus intereses.

 

 


 

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