La noche del lunes fue asesinado George Floyd, de 46 años, en Minneapolis (EE.UU). El hecho se viralizó en un video que mostró cómo un policía blanco mantuvo presionada su rodilla contra el cuello del ciudadano afrodescendiente Floyd durante una detención, provocándole la muerte. Los 4 policías que participaron solo fueron suspendidos de sus cargos, lo que causó una ola de protestas que ya lleva su tercera jornada y llevó a declarar estado de emergencia y desplegar a la Guardia Nacional.
A esto se suma que el presidente Donald Trump, a través de Twitter, criticó al alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, por su «falta de liderazgo», por lo cual ofreció al gobernador del estado de Minnesota apoyo del ejército y cerró con una frase que provocó que la red social advirtiera con una notificación que su tuit glorifica la violencia: «cuando empiezan los saqueos, comienzan los disparos».
Diversas reacciones han surgido durante las protestas por este nuevo hecho de violencia contra afrodescendientes en EE.UU. Preciso es recordar estas conmovedoras y contundentes palabras que una joven afroamericana dijo a un agente, tras represión policial que dejó sin vida a Michael Brown: «Hemos sido pacíficos durante 300 años. Hay sangre en estas calles, señor. ¿Por qué vamos a seguir siendo pacíficos si están matando a mis hermanos y hermanas? (…) Estoy cansada de ser pacífica. He perdido tres hermanos por esto, señor ¡Tres! Esto no está bien. Me duele (…) Mi gente está siendo lastimada (…) No me voy a sentar si tengo que morir por mi color de piel (…) Soy negra y estoy orgullosa y soy fuerte ¡Sin justicia, no hay paz! Sin policía racista».
La violencia policial es tradición en Estados Unidos. Constantemente los funcionarios estadounidenses ejercen una violencia desmedida contra la población afrodescendiente. Tal es el caso de los disturbios en Detroit en 1967, (con el resultado de 43 muertos), además de los asesinatos de Eric Garner, Tamir Rice, Freddie Gray y Michael Brown; ciudadanos afrodescendientes que murieron en similares circunstancias a la de Floyd.
Adicionalmente, los casos de Terence Crutcher, Keith Lamon Scott, James Leatherwood y Harith Augustus, quienes fueron asesinados con armas de fuego por la policía.
La muerte de Floyd reaviva la lucha y el debate sobre abuso policial y violencia racial en territorio estadounidense. Hoy las comunidades afroamericanas están unidas en un reclamo colectivo por el respeto de sus derechos.