Enfrentamiento armado no, democracia sí (+Entrevista exclusiva)

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Distintos hechos recientes configuran un golpe continuado a la democracia e institucionalidad venezolanas: el desconocimiento de un sector político al presidente constitucional Nicolás Maduro, la autoproclamación y posterior “reconocimiento” de un puñado de países a Juan Guaidó como “presidente interino”, y más recientemente una incursión armada mercenaria y paramilitar en las costas venezolanas, frustrada por la rápida respuesta del pueblo venezolano y la Fuerza Armada Nacional. En este último plan también involucrado el opositor Guaidó, según todas las pruebas develadas.

De estos temas habló en exclusiva para RedRadioVe el politólogo Piero Trepiccione, coordinador del Centro Gumilla y columnista de Efecto Cocuyo.

  • Red Radio Ve (RRV): Tres acontecimientos políticos marcaron el 2019: juramentación de Nicolás Maduro como presidente constitucional, la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente encargado y golpe de Estado del 30 de abril: ¿Cuál es su postura respecto a estos tres acontecimientos? ¿Quién es para usted el presidente legítimo de Venezuela?

Piero Trepiccione (PT): Venezuela vive un conflicto político extremadamente grave y prolongado que se ha venido profundizando justamente, porque los actores en disputa no acuerdan institucionalmente, no acuerdan en términos de competitividad ni en términos de participación política y así poder resolver sus disputas ideológicas, es decir, las disputas ideológicas no se han podido procesar por vía de las instituciones, justamente por la polarización y las diferencias que han caracterizado al país en estos últimos años, naturalmente nos tiene ahora con visiones distintas sobre el tema de la presidencia.

Nicolás Maduro ejerce el gobierno en términos de derecho y de hecho, pero su procedencia democrática estaría en duda producto de la elección de mayo de 2018, abiertamente cuestionada por un número importante de países de la comunidad internacional, justamente por la no competitividad electoral de esta elección y además por el tema de un adelanto que fue a todas luces injustificado, lo que ha traído todas las disputas que nos han convertido en una sociedad abiertamente dividida, envuelta en una crisis económica sin parangón en nuestra historia republicana y que además se ha agravado por el impacto de la pandemia provocada por la covid-19.

Aunque no ha golpeado, hasta ahora, a nuestro país en términos masivos en materia sanitaria, en materia de número de contagiados y de fallecidos, pero sí en sus impactos económicos que evidentemente los estamos sintiendo y se seguirán sintiendo por los próximos dos años.

Nicolás Maduro ejerce el gobierno de hecho y el control institucional del país mientras que Juan Guaidó creó en torno a él una figura de “presidencia interina”. Justamente en esa disputa de legitimidad que se está dando y cuyos trasfondos son las disputas ideológicas que ha servido para lograr un alineamiento de países importante de la comunidad pero que, en términos de gobierno, de ejercicio de gobierno a lo interior del territorio nacional, no tiene ninguna repercusión.

Ha habido circunstancias y movimientos extraños durante todo el 2019, que han implicado movimientos militares y de alguna manera rompen con lo que debería ser una solución democrática y pacífica a la crisis venezolana, pero es un problema que se origina cuando las diferencias ideológicas, la diferencia de visión, las diferencias de criterio y de modelo de Estado no se puede procesar en términos electorales porque las partes en disputa no sienten que hayan las garantías suficientes para poder dilucidar mediante la vía electoral las diferencias ideológicas.

  • RRV: El 3 de mayo hubo una incursión armada: ¿Para usted es una operación mercenaria o una incursión militar legítima? ¿La salida a la crisis política y económica que vive Venezuela pasa necesariamente por un enfrentamiento armado entre venezolanos?

PT: Realmente lo que sucedió y ha venido sucediendo posterior al 3 de mayo, en lo personal lo condeno. No creo en una solución militar a la crisis política venezolana, porque si hay algo que rescatar y tener muy en cuenta es la gobernabilidad del país. Venezuela para salir de la situación dura en el campo económico y en el deterioro de los indicadores sociales, necesita un período de estabilidad amplia en materia de gobernabilidad. Estamos hablando de al menos dos o tres décadas continuas para poder ir recuperando la economía del país, los niveles de producción, la convivencia ciudadana y democrática, el rescate de la educación, de las instituciones, siendo un largo proceso que requiere gobernabilidad, por lo que acciones como éstas siguen sembrando la desconfianza entre los actores políticos y de la población en general.

Yo condeno categóricamente acciones de este tipo, no son acciones aprobadas por la mayoría de los venezolanos de ambos bandos e ideologías políticas, yo creo que la salida a la crisis política y económica venezolana no debería pasar por un enfrentamiento armado, eso más bien deterioraría y profundizaría, aún más, las condiciones socioeconómicas en las que estamos inmersos actualmente.

Se debe llegar a un macro acuerdo, en un jugar a la macro política y pensar en el país, dejar de lado algunos criterios ideológicos y algunos intereses de grupo y fomentar más bien, el amor al país, el amor a la población, el amor al crecimiento y a la recuperación económica. Deponer actitudes revanchistas y de venganza política debe ser crucial para poder pensar en el corto, mediano y largo plazo. Recuperarse de un conflicto armado puede tardar 4 ó 5 décadas incluso hasta más. Venezuela vivió la Guerra Federal en el siglo XIX y tardó 80 años en recuperarse de las secuelas en términos económicos.

En estos momentos, el liderazgo político tiene una enorme responsabilidad para jugar a la macro política, hay que olvidarse de la micro política, pensar en los intereses de la nación, en el espíritu de la nación, en la venezolanidad, en el avance de nuestra gente y en la superación de las graves dificultades que estamos atravesando.

  • RRV: En su artículo publicado en Efecto Cocuyo del día 8 de marzo de 2020 “Buscando el camino electoral” usted dice: “El camino electoral está sonando con creces. Nuestra tarea como sociedad es hacerlo factible, creíble, reconocido por propios y extraños para que sea una verdadera solución y no un nuevo problema”. ¿Cómo sería ese proceso electoral con una oposición dividida y sin acuerdo en torno al ámbito electoral? ¿Los que apuestan a una salida armada del gobierno de Nicolás Maduro aceptarán una solución electoral?

PT: La solución a los problemas en Venezuela pasan por un proceso y camino netamente electoral, ciertamente hay muchas divisiones y criterios diferentes, exacerbado fundamentalmente por las redes sociales con intereses muy grupales, sobre todo en relación a la temática del poder de un grupo que quiere apoderarse, pensando en el poder por el poder mismo y no pensando en el poder como una herramienta para solucionar los problemas de la gente, siendo una herramienta de servicio público a la comunidad y al país. La responsabilidad es del pueblo en general, de todos los ciudadanos de bien, que tenemos que articularnos y buscar la manera de influir en la agenda pública del país y obligar al liderazgo político a encauzarse por esta vía.

Hay gente que piensa en temas militares. No son nada democráticos en sus visiones, la sociedad entera tiene que asumir aquí la responsabilidad de exigir profundización de la democracia, acuerdos institucionales y democráticos, la cultura de paz, más allá de los partidos políticos.

Los partidos políticos en Venezuela han sido poco democráticos, tanto los tradicionales, como los actuales. Y han sido poco democráticos justamente porque la sociedad no exige democracia dentro de los partidos, la sociedad no ha ejercido ese poder soberano de castigar o premiar a quién se comporte mejor democráticamente. En el pasado, organizaciones políticas, como Acción Democrática y Copei, tenían serias limitaciones en materia de democracia interna y hoy en día tenemos nuevas organizaciones como Voluntad Popular, Primero Justicia y el PSUV, que también tienen serias limitaciones en lo que refiere a la democracia interna y es justamente porque tenemos una sociedad permisiva, que no ha hecho propia la cultura de la Democracia.

Cuando interactuemos mejor y seamos más exigentes en materia de democracia, los partidos tendrán que abrir sus puertas y ser verdaderamente democráticos para la competitividad electoral. Es un tema de responsabilidad ciudadana, de responsabilidad de todos. Exigir firmemente al liderazgo político un comportamiento a la altura de lo que significa la democracia y convivencia democrática.

  • RRV: En su artículo publicado en Efecto Cocuyo el 10 de mayo del 2020 “Venezuela: ¿el cuento de nunca acabar?” dice que: “Es hora de que este cuento vire hacia un fin inteligente. En el que prevalezca el raciocinio político y no la furia popular desatada sin ningún tipo de dirección”. ¿El esperado “raciocinio político” pasa necesariamente por la reinvención de los liderazgos de izquierda y derecha? ¿El liderazgo opositor en este momento está preparado para una solución pacífica a la crisis nacional?

PT: El país necesita una reinvención de su liderazgo, tanto de izquierda como de derecha, nuestro liderazgo político tiene que convertirse en democrático, de puertas abiertas y que fundamente su accionar político en el amor al país y el amor a los valores democráticos, en el amor al servicio público, en el amor a la atención de necesidades especialmente de los sectores más vulnerables de la sociedad y pensar menos en los intereses de grupos que terminan desviando los presupuestos públicos hacia fines particulares. Esa reinvención del liderazgo político pasa por el manejo y articulación de políticas públicas verdaderamente responsables y de mucha racionalidad económica, política y social.

El liderazgo opositor tiene muchas fallas en este momento y efectivamente hay sectores de su dirigencia que no están aportando a salidas democráticas y pacíficas, eso es cierto y además lo vemos a diario en las redes sociales y dentro del liderazgo del chavismo también hay sectores que son poco democráticos y poco dados a debatir criterios de racionalidad política diferentes al que han venido manejando.

Hace falta una reinvención de ese liderazgo político que tiene que ser promovido desde la sociedad, desde el pueblo, desde la base comunitaria, exigiendo mejoras de su liderazgo, exigiendo responsabilidad pública y teniendo amor, conocimiento y conciencia de los asuntos públicos.

  • RRV: Juan Guaidó ha dicho que no es responsable de la incursión armada, a pesar de las declaraciones de sus asesores Juan José Rendón y Sergio Vergara, quienes aceptan que sí firmaron con Silvercorp ¿Puede hacernos un breve análisis de esa situación? ¿Cómo queda la figura de Juan Guaidó luego de las acusaciones en su contra?

PT: Desde el punto de vista de opinión pública, la figura de Guaidó sufre un deterioro al ser involucrado y asociado a esta incursión armada, hay que monitorear qué detalles de la operación aparecen en los próximos días, pero, sin duda alguna, en este momento eso está generando una mayor dispersión, fragmentación y desconexión emocional de la franja poblacional descontenta con el gobierno de Nicolás Maduro, que venía tomando como referencia el liderazgo alternativo de Juan Guaidó.

Esa franja, en términos de medición de opinión pública, sufre un deterioro y habrá que ver en las próximas semanas hacia dónde apuntan estos detalles de la operación, para ver si se profundiza esa desconexión popular con el liderazgo de Guaidó o hay una posible recuperación. En todo caso, hay que estar atentos porque son detalles importantes que se van a dar a conocer a la opinión pública y allí la comunidad internacional evaluará realmente cuál es el trasfondo de todas estas acciones.

Nadie en su sano juicio quisiera ver pasar la solución al conflicto político venezolano por el tema armado, el tema militar. Todo lo contrario. Solventar los problemas con violencia, atrae más violencia. Los problemas deben ser solventados con articulación democrática y con racionalidad política, esto es mucho menos costoso en términos de vidas humanas y en términos de sacrificio para la población. Hay que estar muy atentos para ver si es un efecto que se mantiene en el tiempo o Juan Guaidó tiene la capacidad de revertirlo, pero por lo pronto está afectando su popularidad ante los sectores opositores del país.

 


 

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