El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, reiteró el pasado domingo 3 de mayo ante sus seguidores en Brasilia su discurso contra el confinamiento, en un momento en el que continúa aumentando el número de casos del nuevo coronavirus en el país.
«La destrucción de los empleos por parte de algunos gobernadores es irresponsable e inadmisible. Vamos a pagarlo caro en el futuro», declaró el jefe de Estado en las afueras del Palacio de Planalto.
El mandatario brasileño, quien no llevaba mascarilla, se mantuvo a distancia de sus seguidores, y le “rogó a Dios” para que su Gobierno “no tenga problemas” la próxima semana porque “llegó al límite”, sin especificar a qué se refería. Igualmente, algunos de los presentes reclamaron una «intervención militar», como ya pasó hace par de semanas.
– Palácio do Planalto (03/05/2020). https://t.co/33dODNdmoy
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) May 3, 2020
Las declaraciones de Bolsonaro se dieron en medio de una reunión con sus simpatizantes, quienes manifestaron con pancartas contra contra Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados, y Sergio Moro, exministro de Justicia, que fue despedido la semana pasada por acusaciones de injerencia contra Bolsonaro al intentar «interferir políticamente» en la Policía Federal, que investiga a dos de los hijos del mandatario.
No obstante, las acciones de Moro provocaron la apertura de una investigación autorizada por el Tribunal Suprema contra Bolsonaro, pero también contra el ex juez, para averiguar la veracidad de las mismas.
La presencia de Bolsonaro en el acto generó una oleada de críticas por parte de representantes de los Poderes Legislativo y Judicial, así como de algunos gobernadores, quienes discrepan con el presidente por su postura ligera ante la crisis del coronavirus. En Brasil, las medidas de confinamiento son competencia de los gobernadores estatales que las imponen localmente, de forma más o menos estricta.
La pandemia del coronavirus en Brasil ha cobrado hasta ayer la vida de 7.025 personas, en 101.147 casos confirmados. En la última semana, el número de fallecidos diarios ha superado las 400 personas. La mayoría de los expertos considera que el pico de la pandemia está aún lejos de ser alcanzado en ese país de 210 millones de habitantes con el tamaño de un continente.