Por: Argenis Delgado
Patria es «la capacidad de una nación de integrarse con otras, en la cual la humanidad constituye una sola familia, sin discriminación y prejuicios étnicos, sociales o religiosos. Patria es una humanidad solidaria, justa, libre y pacífica» Frei Betto.
En efecto, no puede uno imaginarse algo diferente que la Patria sea un fuerte lazo que nos une al otro o la otra, independientemente de cuál sea la etnia, credo, color, clase o religión. Por tanto, pudiéramos tomar por sinónimo de patria, la hermandad, humanidad, justicia, libertad, paz o igualdad.
Es esto lo primero que a uno se le viene a la cabeza, cuando ve cómo tus compatriotas salieron del país, aparentemente por descontentos con el modo de vida y ahora forzosamente se devuelven con la decepción y el miedo a cuestas, al haber sido engañados con ofertas ilusorias de politiqueros de oficio y echados a la calle, vejados y amedrentados, muchos de ellos con niños en brazos, en las circunstancias más difíciles, que les impedían pagar un alquiler de una vivienda a causa de no tener empleo por la actual pandemia que azota al mundo entero. Viéndose obligados a caminar enormes distancias, desde Ecuador y Colombia hasta la frontera con Venezuela, donde son esperados para darles los cuidados necesarios.
La falta de sentido común, el egoísmo, el interés crematístico, el individualismo, aupado estructuralmente por gobiernos contrarios a lo que se hace y predica en Venezuela, no puede ser lo que se imponga, la economía por encima de la salud, el ser humano esclavo del mismo ser humano o del capital. La salud, el alimento, el agua, el propio ser humano como mercancías, es lo que nos llevará a la muerte, a la desaparición de la faz de la tierra, a la extinción misma.
Por el contrario, es la solidaridad, ser «más humana la humanidad», si se quiere, lo que puede garantizar la vida en el planeta. El sentido de patria que la humanidad debe albergar en su forma de relacionarse en la actualidad, cuando somos acechados por un virus tan diminuto como lo es el COVID-19, pero tan contagioso y mortal que tiene a media humanidad en estado de alarma y verdaderamente sitiados, arrinconados en sus hogares.
Ante estas circunstancias, no cabe la menor duda, que es la Patria Humana, la solidaridad y la hermandad lo que nos salvará. No es el sálvese quien pueda, o la ley del más fuerte como cierto personajillo, arrogante magnate de cierta, en otrora, potencia mundial, nos pretende hacer ver. Es la hora de los pueblos solidarios, es la hora de la hegemonía de lo genuinamente humano.
