por: Miguel Ángel Rojas Barrera.
La crisis del coronavirus, más allá de los catastróficos efectos en la salud pública, es sobre todo política. Y como si el neoliberalismo fuese “el traje nuevo del emperador”,el tránsito por esta pandemia ha permitido ver el capitalismo al desnudo:¡primero están las ganancias antes que la gente!
Los gobiernos de occidente han demostrado estar al servicio de empresas y corporaciones, y no de los pueblos que representan. En vez de invertir en salud, aumentan las compras de armas e implementos represivos. Lejos de aumentar la solidaridad internacional, se da el pillaje aduanero: Estados Unidos se queda con mascarillas sanitarias de Colombia, Alemania y Francia. Luego de burlarse del “virus chino” -como lo llamara el presidente norteamericano- convirtió a su país en epicentro del COVID-19superando con creces a los demás,con más 300mil contagiados y más de 12mil fallecidos.
En Chile,van más de 5mil contagiados y 43 fallecidos según cifras oficiales.El gobierno de Piñera, que tiene menos de un 6% de aprobación, instaura un “toque de queda”de 10 pm a 5 am, supuestamente para evitar el contacto social.Su infausto ministro de salud, expulsado del Colegio Médico de Chile, dice que es peligroso para la salud de la economía del país una cuarentena nacional,mientras afirma: “¿Qué pasa si el virus muta y se vuelve buena persona?”. Al tiempo las empresas prestadoras de salud suben las tarifas, las Aseguradoras de Fondos de Pensiones pierden más del 30% de los ahorros de los trabajadores en la bolsa de valores y el gobierno emite un decreto que permite a los empleadores, a raíz de la pandemia, no pagar el salario a los trabajadores alegando razones de fuerza mayor.
En Colombia,el gobierno de Iván Duque, en medio de una escandalosa tormenta de masacres, corrupción, narcotráfico y fraude electoral, ha usado la pandemiacomo paraguas político, anunciando el “aislamiento inteligente” que es un eufemismo para decir que los ricos se quedan en casa, mientras los trabajadores tienen que seguir produciendo.Hasta el momento tiene más de mil quinientos contagiados y 43 decesos a causa del Covid-19.
Estos tres gobiernos tienen en común su permanente ataque al gobierno de Venezuela. Acusándolo injustamente de lo que ellos sí han hecho: narcotráfico, violaciones masivas de derechos humanos, y crisis sanitarias, como se demuestra en varios documentos oficiales de organismos multilaterales y agencias de la ONU.
Sin embargo,Venezuela tiene un poco más de 160 contagios y 7 decesos a casusa de la pandemia. Su gobierno fue uno de los primeros en aplicar la cuarentena social obligatoria y el uso generalizado de la mascarilla. Acompañado de una serie de medidas sociales como la inamovilidad laboral, el congelamiento de alquileres de vivienda y servicios públicos e incluso ofreció a Colombia dos máquinas médicas para la atención del coronavirus, ya que la única que tenía está dañada, propuesta rechazada por el gobierno de Duque, quien por el contrario, decidió responder el gesto humanitario permitiendo el tránsito de tropas estadounidensen-sin permiso del Congreso- por el territorio de Colombia hacia las fronteras con Venezuela.
El mundo ya no es el mismo, pese al persistente y trillado relato mediático de un mundo tutelado económica y militarmente por el Norte global. Lo cierto es que el centro de la esfera se multiplicó, es heterogéneo, simultáneo y va dependiendo de las acciones de los actores del escenario mundial.
Justo eso ha permitido el Coronavirus: como hecho fáctico y metarelato, de los días de un futuro que se hace presente, pero que está en plena disputa. De tanto en tanto, la historia tiene quiebres insolubles y como en un cuento de Borges se presenta ante la humanidad como un jardín de senderos que se bifurcan.
Miguel Ángel Rojas Barrera.
Colectivo: La Otra TV, Chile.
