¿Cómo puede alguien tolerar este horror? I Por: Irán Aguilera

Fue conmovedora la forma cómo el embajador palestino en la ONU, Riyad Mansour, denunció ante el Consejo de Seguridad el vil asesinato de más de 1.300 niños, crimen cometido por el Estado sionista de Israel; entre lágrimas dijo: “Son seres humanos, privados de agua, alimentos y medicinas durante tanto tiempo y que penden de un hilo”, y con indignación, golpeando con el puño la mesa, reclamó: “¿Cómo puede alguien tolerar este horror?”.

Mansour habló ante un organismo indolente y totalmente desprestigiado que acaba de elegir a la exministra alemana Annalena Baerbock, defensora del régimen terrorista israelí, como presidenta de la Asamblea General. El año pasado Baerbock, ante el Parlamento alemán, justificó los ataques israelíes contra civiles en Gaza y repitió los falaces argumentos del genocida Netanyahu sobre una supuesta legítima defensa, al decir que “cuando los de Hamás se esconden tras la gente, tras las escuelas (…) los espacios civiles pierden su estatus de protección porque los terroristas abusan de él”.

El embajador palestino al hacer la denuncia dijo que estos 1.300 niños asesinados desde marzo se suman a los más de 15.000 desde 2023, en medio de la más espantosa desesperación que vive su pueblo por el hambre y la violencia causada por Israel. Un genocidio que no cesa de ocurrir ante los ojos de un mundo insensible, los niños, niñas, mujeres y civiles inocentes en la Franja de Gaza siguen siendo asesinados en masa; es un enorme dolor compartido por los 14 millones de palestinos que viven tanto en los territorios ocupados como en la diáspora.

Como en algunos relatos kafkianos donde la pesadilla se torna cotidiana, el Estado sionista de Israel siembra impunemente horror y muerte en la Franja de Gaza, y lo hace con la complicidad de Estados Unidos y la ONU, con el silencio cómplice de importantes sectores de la comunidad internacional. El mundo es testigo de cómo se ejecuta un verdadero apagón mediático mundial con la intención de proteger los crímenes masivos que cometen los gobernantes de Israel. Israel exhibe sin empacho un prontuario criminal y el Consejo de Seguridad voltea para otro lado, como lo hacen todos los organismos de la ONU que son muy severos para complacer “antojitos” de los yankees, contra países que no se les someten, pero, al contrario, cuando se trata del Estado sionista de Israel, esa “comunidad internacional” siempre aplica el doble rasero y sus medios lo legitiman con el celestinaje más miserable.