Un grupo de diplomáticos se retiraron del recinto de la Asamblea General de la ONU, cuando el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu iba a dar su discurso.
En medio de abucheos, reclamos y una sala medio vacía, Netanyahu ofreció su discurso ante la ONU.
En su discurso, Netanyahu aseguró que su país “anhela la paz”, pero que “Israel se enfrenta a enemigos salvajes que desean destruir la civilización común del mundo”.
En ese sentido, ratificó que no detendrá sus esfuerzos para eliminar a Hezbolá y Hamás, organizaciones a las que calificó como terroristas que amenazan la civilización y el desarrollo.
Añadió que para poner fin a la guerra, «lo que tiene que pasar es que Hamás se rinda y entregue a todos los rehenes. Si no lo hace, lucharemos hasta que la victoria sea final»,
El jefe de Gobierno israelí, responsable de la ofensiva que ha provocado la muerte de más de 10 mil niños palestinos, calificó de injusto que se acuse a su país de genocidio.
Y sin considerar los múltiples daños y muertos que ha dejado, Netanhahu calificó como “misión sagrada” su operativo militar en Gaza, alegando que es “legítima defensa”.
Benjamín Netanyahu también arremetió contra algunos países en la ONU, a los que calificó de «antisemitas» por conder en la Asamblea General las acciones de Israel contra Palestina.
«En la última década se han aprobado más resoluciones contra Israel que contra todo el mundo junto. De hecho, más del doble», criticó.
Por último, Netanyahu instó a la oficina de seguridad de la ONU a volver imponer sanciones contra Irán sobre el programa de ojivas nucleares, dado que a su juicio podría utilizarlo como arma contra el Tel Aviv, señaló el tirano hebreo.
