A pocos días de que Javier Milei haya asumido la presidencia de Argentina, vemos cómo se va cumpliendo la promesa de incorporar medidas que son propias de viejos modelos económicos, fracasados por más de 50 años, pero que, adaptadas bajo un nuevo formato de marketing político, fueron inoculadas a una población que está inconsciente que será la que pagará las consecuencias de “reducir el déficit fiscal” sacrificando al Estado y “no al privado”.
Las “nuevas alternativas” a partir de Donald Trump. El aparente auge de estos outsiders de la política no es ni espontánea, ni aislada. Cuando analizamos los discursos de cada uno de ellos en los diferentes países de América Latina, encontramos elementos comunes, casi idénticos, que tienen un referente: Donald Trump.
Pero, sabemos que Donald Trump no fue precisamente una inspiración que permitió que estas ideas neoliberales se expandieran, ¡no!, Donald Trump es un prototipo construido por los think tank que crearon un producto de exportación, masificado por las redes sociales.
Estas aparentes alternativas, cuyo objetivo es captar a la población más joven a través de una estrategia disruptiva marcada por una aparente rebeldía “alejada” de las figuras políticas tradicionales, a los que les endosan las dificultades actuales, no son más que unos verdaderos caballos de troya encargados de retornar a la región las viejas formas de dominio y opresión económica características de las políticas neoliberales.
La experiencia de viralización de Donald Trump, despertó el interés en reproducir el modelo usando las mismas estrategias adaptadas a las particularidades de cada uno de los países pero bajo una única plataforma política: La Conferencia Política de Acción Conservadora, la cual reúne a la mayoría de seguidores de la extrema derecha del mundo y de la que han salido los “discípulos” de Trump, como por ejemplo: Jair Bolsonaro en Brasil, José Antonio Kast en Chile y el actual presidente de Argentina, Javier Milei, entre otros.
Argentina nos demuestra cómo las estrategias de comunicación y marketing político dirigidas a sectores vulnerables, sirven como arma para manipular la conciencia colectiva y que terminen siendo los pueblos los que aprueben su propia destrucción, sólo por consumir un producto de exportación como Donald Trump.
INDHRIANA PARADAS
