La perversidad de Inglaterra contra Venezuela | Por: Jesús Sotillo

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Si hay algún país que haya mantenido una conducta perversa contra Venezuela, tiene un nombre: Inglaterra. A través de la historia su conducta de alguna manera ha dejado heridas que todavía sangran y en pleno Siglo XXI, continúa adoptando medidas que nos afecta como República y como pueblo llano.

Son varios los episodios que podemos recordar y relatar para ilustrar lo que afirmo:

Inglaterra pirateo nuestras costas y destruyo ciudades cuando todavía formábamos parte del Imperio Español, utilizando su poderío naval y la fuerza de sus cañones, que a la sazón eran los más poderosos del mundo. Mutiló la Patria de Simón Bolívar, apenas en su nacimiento, arrebatando por presiones a Trinidad (Cedida por España), que formaba parte desde 1777 de la Capitanía General de Venezuela.

No conforme con esto, utilizó sus colonos para adentrarse en el territorio venezolano del Esequibo, falsificando documentos y mapas, que luego fueron utilizados para consolidar uno de los mayores despojos históricos contra pueblo alguno, el venezolano, arrebatándole mediante un arbitraje írrito 159.000 kilómetros que nos corresponden histórica y legítimamente, pero que ellos codiciaban, porque sus espías en territorio venezolano, amparándose en una falsa solidaridad con la lucha por nuestra independencia ,que aquí se realizaba, enviaban informes a la Corona Inglesa, sobre los recursos y la importancia estratégica de la región esequiba, para que nos las arrebataran.

Esa herida que sangra aún, mantiene el enfrentamiento que hoy tiene Venezuela y Guyana, porque hábilmente, Inglaterra, dio la Independencia a Guyana, saliéndose del paquete, para que la rivalidad posterior, fuera entre la República de Venezuela, y la República de Guyana, y ellos , viendo desde las barreras, pero azuzando el conflicto.

Nunca Inglaterra, dio la cara a Venezuela, siempre actuó de Mala Fe, en oportunidades azuzando a sus colonos para que penetraran nuestro territorio; en otros, falsificando documentos y dándoles carácter históricos; igualmente, utilizando a falsos naturalistas, un mercenario como Robert Schomburgk, para falsificar Mapas que le favorecieran y chantajeando y presionando jueces en los estrados internacionales ( Tratado de Washington-1897- , Laudo Arbitral -1897-), para lograr fallos a su favor, subestimando a nuestro país, al cual, por petición de los representantes de su Corona, fueron impedidos de participar como Jueces en el arbitraje porque los ingleses: “se negaban a participar en la misma mesa con los venezolanos que ellos consideraban, salvajes y no gentes” .

Así consolidaron el despojo, utilizando jueces venales, mapas falsificados y la presión como potencia para la época y todavía hoy pretenden mantenerse al margen del conflicto que crearon, cuando deberían dar la Cara y participar en la conversaciones para solucionarlo.

De acuerdo a investigaciones realizada por el Dr. Pedro José Lara Peña, y expuestas en discurso ante la Academia de Ciencias Políticas de Venezuela, ((1981), Inglaterra en 1869, planteó al Gobierno de los Estados Unidos, dividir a Venezuela, en dos partes.

Hay que señalar que para esa fecha había en los Estados Unidos un movimiento que proponía repatriar a los negros que habían esclavizado.

Pues aprovechándose de ese hecho, Inglaterra planteo al Gobierno de los Estados Unidos dividir a Venezuela, una parte, según la propuesta, sería utilizada por el gobierno norteamericano para meter a los negros que ya no querían en su territorio y la otra, parte, sería colonizada por la Corona Inglesa.

Incluso, Inglaterra, ante la no respuesta de los Estados Unidos a esta propuesta, envió, unas notas donde proponía asumir ellos, todo el gasto de la operación de ocupación, dando detalles de cómo se haría y el personal militar que utilizarían.

Este nuevo zarpazo contra Venezuela, no llegó a concretarse porque a la sazón los Estados Unidos, habían proclamado la Doctrina Monroe y consideraban que en esta región, no podía inmiscuirse Inglaterra ni Europa. Sólo por esta circunstancia no fue dividida Venezuela.

Pero las agresiones de Inglaterra han continuado contra nuestro país, incluso en pleno Siglo XXI. Es así como han forman parte de la comparsa orquestada por los Estados Unidos, sus antiguos, colonizadores, para aplicar sanciones económicas y financieras contra Venezuela, provocado empobrecimiento a su población e impidiendo incluso que medicinas, como fue en el caso de Covid, pudieran ser importadas por nuestro país.

Pero allí no se ha quedado su ambición y resentimiento hacia nuestra patria. Le ha puesto la guinda al intervencionismo, robándose el Oro, que le pertenece a Venezuela, y que ingenuamente, nuestros gobiernos depositaron en su desleal sistema bancario, pensando que lo estaban protegiendo.

Para cometer el Robo, se basaron en la creación junto a los Estados Unidos de un gobierno títere, presidido por un traidor a nuestra patria, y se negaron a reconocer al Presidente constitucionalmente electo por los venezolanos, todo para justificar el robo descarado.

Y ahora, cuando cambian los tiempos, el mundo despierta y el gobierno de Venezuela, vuelve a tener el reconocimiento internacional que ilegal e injustamente le habían desconocido; cuando incluso, hoy, la figura del presidente títere es un fantasma del pasado, se rehúsan a entregar el Oro Robado. Es decir, que lo que no pudieron hacer en el Esequibo, robando el Oro y otras riquezas, lo hacen ahora robando las reservas de Oro, que son propiedad de todo el pueblo venezolano.

Por eso decimos, que la Pérfida Albión, como llamó Napoleón Bonaparte a Inglaterra, ha mantenido históricamente una actitud de rapiña contra nuestro país, nos ha dejado heridas territoriales para dividir los pueblos y pretende todavía, continuar realizando acciones contra nuestro país, apoderándose de recursos que son de todo el pueblo venezolano.

Esta reflexión tiene como propósito orientar en la compresión de los verdaderos intereses que están en juego en la Controversia sobre el Esequibo, los poderes que se mueven detrás de esos intereses, para de alguna manera contribuir a realizar la estrategia más correcta para enfrentar la situación que hoy se nos presenta, cuando uno de los factores en conflicto, ha decidido abandonar, de mutuo propio, la vía civilizada de la mediación y las conversaciones para resolverlo y ampararse en poderes transnacionales que si bien le prestan apoyo circunstancial, a la larga les clavaran las garras en la nuca, porque los verdaderos interés de esas transnacionales son utilizarlos para apoderarse de los recursos energéticos y otros que allí, ya han monitoreado y estudiado.

Guyana, en este caso, está representando un papel muy triste, el de marioneta, de fachada, que a la larga lamentaran, al mismo tiempo que se ponen al margen del Derecho Internacional, al intentar desconocer un instrumento legal, que han avalado como es el Acuerdo de Ginebra, donde se establecen los mecanismos para resolver por la vía pacífica, un conflicto que en su fundamento no lo ha provocado Venezuela, ni tampoco Guyana, sino que es un herencia del coloniaje y de la repartición del mundo que las grandes potencias imperiales han impuesto como ley en el Orbe.

 

 

JESÚS SOTILLO BOLÍVAR

Profesor universitario

CEMD.


 

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