Durante su campaña electoral, en el año 2019, el actual mandatario de la República de El Salvador, Nayib Bukele, aseguró que ganaría los comicios sin el apoyo de los medios tradicionales de comunicación. Por las características del país, muchos pensaron que era una auténtica locura, pues sin la fuerza de los periódicos, estaciones de radio y televisoras era imposible llegar a la presidencia. Sin embargo, sucedió todo lo contrario.
Bukele ganó con más de 53% de los votos en primera vuelta, superando a sus dos oponentes juntos y en una nación poco acostumbrada a las segundas rondas electorales. Su estrategia es por todos conocida: su campaña se basó casi en su totalidad en el uso de las redes sociales, corroborando así lo que ha estado en el tapete de la discusión académica y profesional acerca del valor actual de los medios y del periodismo tradicional en el ámbito de las decisiones políticas y la democracia.
Es común ver hoy en día cómo el esfuerzo de profesionales de la política se centra casi de manera total en la comunicación a través de las redes sociales, dejando a un lado la prensa, la radio y la televisión.
Ocurre lo mismo con instituciones y funcionarios públicos, quienes comunican acciones, procesos o resultados de su gestión en Instagram, X o Tik Tok.
Éste ha sido uno de los argumentos más poderosos para decretar, como ya hemos denunciado en esta tribuna, la supuesta muerte del periodismo y, definitivamente, creemos que no es así.
Estamos sí, ante una transformación radical de la mediación social informativa tradicional, en la que el proceso pasó de empresas mediáticas a nuevos soportes digitales. Es decir, se transformaron los canales de mediación, no así el trabajo de las y los profesionales de la comunicación.
El diseño de mensajes masivos (fotos, audios, videos y textos) sigue siendo materia de personal técnico y profesional entrenado metódicamente. Y allí, el periodismo sigue teniendo mucho que dar. La evidencia está en países donde los medios tradicionales se han adaptado a los nuevos esquemas de la comunicación digital, pero también cómo sigue siendo trabajo de las y los periodistas la gestión de los contenidos que viajan a través de estos nuevos soportes. No nos engañemos. El periodismo sin medios constituye una nueva realidad, a la cual debemos apostar sin reservas.
ANTONIO NÚÑEZ ALDAZORO
Periodista y profesor UCV
ÚN.
