Si los números mintieran, no sería entonces la matemática una ciencia tan importante en el sistema educativo. La matemática es la verdad. Por eso la sabiduría popular ha establecido que en los números está la más auténtica palabra de Dios.
De ahí que la oposición (o lo que queda de ella) le tenga, como le tiene, tanto pavor al conteo de los votos en todas las elecciones.
Su eterna pugna (desde que esa gente se reunió bajo el signo del antichavismo más rabioso y urticante) es entre los que están de acuerdo o no con el voto manual o los que están a favor o en contra del voto electrónico.
Ciertamente se pelean por muchas más razones que las de naturaleza numérica de las elecciones. Pero suelen ser esas, como las de los egos, los protagonismos individuales y las mezquindades, las más llevaderas o superables, en la medida en que a la larga ninguno de ellos termina quedando bien parado ni como individuo ni como protagonista de nada. Por ejemplo, Guaidó, que de Dios redivivo pasó a recogelatas político sin solución alguna de continuidad en menos de lo que canta un gallo con hipo.
Por eso el nuevo escenario de primarias con apoyo del CNE tiene una significación muy superior a la sola noticia de tan trascendental decisión, apegada perfectamente, como lo ha dicho el presidente del organismo, a la letra y espíritu del texto constitucional.
Significa, por supuesto, que ahora habrá una mayor seriedad y capacidad organizativa en ese proceso, así como un nivel de preservación y aseguramiento de la voluntad de los electores que acudan a esa cita, cualquiera sea el número de ellos. Antes no había ni el más mínimo margen de confiabilidad en el disparate circense que estaban montando en domicilios privados, barberías, charcuterías y plazas.
Pero, significa también, y quizás sea esto lo más importante en todo, que la persona que se empeñó “hasta el final” en que dichas primarias deberían hacerse sin intervención del Poder Electoral, ha sido derrotada.
Cristaliza así, pues, la primera derrota de la susodicha. La segunda, según han estimado ya todas las voces de empresas encuestadoras y analistas políticos de la más diversa índole, vendrá con la primaria misma, cuando vuelva a sacar su histórico tres por ciento del padrón electoral total.
ALBERTO ARANGUIBEL
@SoyAranguibel