A 10 años de asumir como presidente constitucional en uno de los momentos más difíciles y a la vez más terribles y dolorosos de nuestra historia republicana, cuando muy poca gente, mas allá de las filas revolucionarias, le auguraba posibilidad alguna como estadista en medio de la vorágine de violencia, conspiraciones y planes desestabilizadores en todos los ámbitos sociales, políticos y económicos del país desatada por la derecha bajo el abierto tutelaje del imperio norteamericano y un numeroso grupo de naciones y medios de comunicación subordinados a los lineamientos imperiales, Nicolás Maduro puede mostrar hoy con total propiedad un balance de gestión con aciertos y logros como muy pocos líderes en el mundo podrían haberlo presentado en tales circunstancias.
De la manera más objetiva, y asumiendo la realidad de las fallas, los errores y las carencias que en virtud de esa persistente guerra económica y política de la derecha contra nuestro país se han presentado a lo largo de este tortuoso periodo, lo cierto es que lo alcanzado por el gobierno de Maduro en términos de victorias y de superación de dificultades es probablemente la mayor demostración en el mundo del esfuerzo denodado de un líder en procura del bienestar de su pueblo, pero muy fundamentalmente de preservación de la soberanía e independencia de su patria. Y en definitiva del derecho de ese pueblo a vivir en paz y en democracia, como ha logrado hacerlo hasta hoy el presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Haber preservado con el mayor tino político y la más clara visión como estadista la paz que esa derecha pendenciera les quiso robar a las venezolanas y los venezolanos, es decir, impedir ese anhelado triunfo de la derecha más fascista del continente contra nuestra democracia, es definitivamente el mayor logro que Maduro puede presentar hoy como balance. Pero, sin lugar a dudas, haberlo hecho sin desatender en ningún momento el compromiso revolucionario de proteger al pueblo, buscando siempre fórmulas orientadas a la superación de las calamidades, tanto como lo han permitido los escasísimos recursos de lo que ha podido disponer su gobierno en medio del criminal asedio imperial, es la victoria por la cual con toda seguridad será reconocido por la posteridad.
ALBERTO ARANGUIBEL
@soyaranguibel
10 años | Por: Alberto Aranguibel
ÚN.
