Joe Baiden aprovechó el escenario de la polémica Cumbre de las Américas para sumar $314 millones a la desestabilización de Venezuela. El mandatario luego de sostener una llamada telefónica con el autoproclamado, Juan Guaidó, ratificó la posición injerencias de la Casa Blanca; usando como bandera a la población migrante venezolana.
Se trata de un fondo de casi $314 millones para la “asistencia humanitaria”; los cuales incluyen $103 millones de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado y más de $171 millones de la Oficina de Asistencia Humanitaria de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Según el comunicado, el dinero destinado a la PRM “apoyará una amplia gama de programas humanitarios para refugiados y migrantes venezolanos; en diecisiete países, incluidos Argentina, Aruba, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Curazao, República Dominicana, Ecuador, Guyana, México, Panamá, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela”.
Mientras que el monto designado a la USAID “ofrecerá ayuda a en Venezuela y asistencia alimentaria de emergencia para migrantes y refugiados venezolanos en Brasil, Colombia, Ecuador y Perú”. Países fuertemente cuestionados por el trato a los venezolanos.
Dejavú
El nuevo financiamiento se suma a los miles de millones otorgados al mal llamado “interinato” entre 2019 y 2022. Años en que además del cerco económico y diplomático han llevado a cabo incursiones armadas y acciones de desestabilización contra el pueblo venezolano. Hechos en los que la USAID aparece como operador y ente de financiamiento.
Por otro lado, vale recordar las innumerables denuncias contra Juan Guaidó y su círculo más cercano; quienes como responsables de los fondos no han logrado rendir cuentas del dinero otorgado en otras oportunidades para “ayuda humanitaria” y “atención a los migrantes”, cuya realidad contrasta con la vida de opulencia de los dirigentes opositores.
En este sentido, el gobierno de Biden abre una política de doble jugada. Flexibilizando el bloqueo, forzado por la crisis económica interna de su país, y apalancando nuevos escenarios de desestabilización contra Venezuela.
