Tras la cortina: Lo que no sabías sobre Angela Merkel

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Pese a la estampa sobria y formal que transmitió a los largo de los años en la vida política europea, Angela Merkel dejó ver otros aspectos de su personalidad durante la ceremonia de despedida como canciller de Alemania; cargo que ocupó durante 16 años para convertirse en una de las mujeres más poderosas en la historia contemporánea de la humanidad.

Merkel, hija de un pastor protestante, puso un toque especial al evento que cerró formalmente su gestión con la petición de 3 temas musicales singulares. Por una parte, un tema con contenido de alabanza religiosa del siglo XVIII, titulado «Gran Dios, te alabamos», a lo cual le siguió el vals «Deberían llover rosas rojas por mí», interpretado por la estrella Hildegard Knef.

Sin embargo, la pieza más peculiar y que incluso produjo gran sorpresa en la sociedad alemana corresponde a un éxito musical de la alemania oriental de 1974, cuando Merkel contaba apenas con 20 años de edad. Se trata de «Du hast den Farbfilm vergessen» (Olvidaste la película a color), interpretada por un ícono punk de la misma edad que Merkel; la famosa Nina Hagen.

De esta forma, es fácil suponer que la canciller alemana era una de las miles de jovencitas que cantaba de memoria el hit de la denominada «madrina del punk». También se presume que fue una oportunidad para que Merkel evocara recuerdos, vivencias y sus raíces germano orientales.

Sin cortina de hierro

Angela Merkel, quien deja la cancillería de Alemania como la mujer más influyente de su país y una de las más adineradas de Europa y el mundo, creció en medio de los embates de las guerras mundiales.

También vivió el impacto de las tensiones propias de la guerra fría y la división entre Alemania Oriental y Alemania Occidental con la denominada «cortina de hierro», cono se conoció a la frontera política, cultural, ideológica y física se mantuvo hasta 1989.

Cuentan que cuando cayó el Muro de Berlin, Merkel no se molestó en acercarse a ver qué ocurría. «Como cada jueves, acudió a su sauna y cuando salió pasó al otro lado, se tomó una cerveza y se volvió a su piso a dormir, que al día siguiente tenía que ir a trabajar», reseñan diversos portales web al resaltar su permanente parsimonia.

En realidad, su nombre de pila es Ángela Dorotea Kesner, pero desde que se casó en 1977 tomó el apellido de su esposo, el físico Ulrich Merkel. Así lo mantiene hasta el sol de hoy y se dice que, pese a casarse de nuevo con Joaquim Sauer; nunca usó ese otro apellido porque en alemán significa «agrio».

Por otra parte, entre sus grandes «miedos» destaca la fobia a los perros, razón por la cual el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, se tuvo que disculpar luego de presentarle a Sochi; su mascota canina (un labrador enorme de color negro), durante una visita a Moscú.

La despedida de la canciller alemana abre paso a una era de grandes desafíos para los sucesores, debido a la firmeza que reconocen a escala mundial sobre la figura de Angela Merkel, quien para algunos fue vista como la otra «dama de hierro», luego de la británica Margaret Thatcher, hasta quienes llegaron a verla «como una madre» por casi 2 décadas.

 

 


 

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