Juan Guaidó comentó este lunes el caso de la liberación de los 8 militares venezolanos secuestrados por grupos del narcoterrorismo colombiano.
Por supuesto, lo hizo queriendo voltear el episodio como el resultado de una retorcida alianza rota entre el gobierno nacional y grupos armados de la “disidencia de las FARC”.
Al estilo de la derecha colombiana, repite la versión de una supuesta colaboración entre Venezuela y las guerrillas, un twitter muy útil para abultar la pretendida carpeta de pruebas que revelarían un presunto plan siniestro del “castrochavismo” para desestabilizar a la muy eficaz democracia neogranadina.
Poner en duda
El imaginario presidente interino incluso desestima que los militares secuestrados hayan sido retenidos o “prisioneros de guerra”.
La falta de consideración hacia el mal rato que pasaron estos 8 soldados, queriendo con ello atacar al presidente Maduro, comprueba su falta de tacto y moderación hacia al mundo militar venezolano.
No en balde está en la memoria de los militares el engaño a oficiales para desertar en 2019 y a los que luego abandonó.
La compasión de Guaidó con los militares que se baten en contra del narcoterrorismo colombiano en Apure contrasta con su falta de escrúpulos para contratar en 2019 a una compañía mercenaria estadounidense para invadir a Venezuela y sustituir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana como garantes de la seguridad y soberanía.
Los rastrojos de Guaidó
El menguado exdiputado simula una muy mala escena de indignación revelando una supuesta vinculación del gobierno nacional con grupos irregulares; olvidando que más bien es de él que existen las pruebas de una relación estrecha con grupos del paramilitarismo colombiano.
Hay registros de foto de Guaidó con altos mandos de Los Rastrojos; un grupo paramilitar y del narcotráfico, que se encargó de sacarle de Venezuela hasta Colombia para aquella operación de guerra llamada “Ayuda Humanitaria”.
Entre tanto reclama que hablen de un tema del que ya ni se habla tanto; como es el asesinato de Santrich, de quien no se sabe al menos el paradero de su cuerpo.
Y para más desparpajo habla de soberanía y cesión de territorio, cuando su pretendida trama de gobierno de transición ordenó no hablar del reclamo nacional del Esequibo para granjearse el apoyo de Guyana e Inglaterra.