Brasilia vuelve a ser el epicentro de una protesta popular que exige la destitución del presidente Jair Bolsonaro.
El formato de la manifestación es una caravana alrededor del Congreso del país; una precaución muy pertinente en el segundo país con más muertes por la pandemia y el tercero con más contagios de covid-19.
La causa del disgusto popular es la cuestionada gestión de la crisis sanitaria por parte de Bolsonaro. Desde el comienzo el mandatario minimizó la gravedad de la enfermedad, la cual calificó como una “gripecita”.
#31Ene | Así se desarrolla la caravana de protesta contra Jair Bolsonaro en las calles de Brasilia ??. Diputados federales exigen Impeachment contra el mandatario brasileña#ForaBolsonaro #StopBolsonaroMundial pic.twitter.com/LMxaadztZ6
— REDRADIOVE (@RedRadioVe) January 31, 2021
Al mismo tiempo el presidente Bolsonaro boicoteó las órdenes de cuarentena de los gobiernos regionales porque estas afectaban la salud de la economía del país.
Esta mortal desatención ha dejado un saldo de más de 200 mil fallecidos, hospitales al borde del colapso, y una crisis humanitaria como la de Manaos, en donde los pacientes luchan para poder respirar auxiliados por una bombona de oxígeno.
Por todas estas cosas se repite como un grito común desde los carros el mensaje de “Bolsonaro genocida”.
#ATENCIÓN | Caravana de protesta frente al Congreso Nacional en Brasilia ?? contra Bolsonaro.#StopBolsonaroMundial #ImpeachmentBolsonaroUrgente #impeachmentJa pic.twitter.com/w1VVUX7wGa
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Hasta Dios pide el Impeachment
A la protesta popular que pide la destitución del mandatario brasileño se han combinado partidos de izquierda y de derecha, e incluso varios representantes de las iglesias evangélicas del país, un sector que hasta hace poco se sumaba a la plataforma política y social de Bolsonaro.
De acuerdo a medios internacionales, el Congreso de Brasil ya acumula poco más de 60 solicitudes de juicio político. Todo indica que se quedarán haciendo fila, ya que en el parlamento no hay la voluntad de cesantear al mandatario.
A este cuadro de gravedad sanitaria agudizada por el desinterés del presidente, se añade el estado de la economía, reconociendo que el país está quebrado sin que esto fuese su culpa.
A comienzos de año Bolsonaro arrimó la responsabilidad hacia la prensa, a la que acusó de exagerar la pandemia y los indicadores del país, lo cual habría contribuido a fundir la economía.