Acaparar vacunas de la covid-19: el «peor negocio»

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La pandemia de la covid-19 ha representado una prueba de fuego para la humanidad. Obviamente en más de 10 mil años de historia no ha sido la primera y muy probablemente tampoco será la última. Sin embargo, hay grandes lecciones subyacentes con este trascendental tema, que aunque ya deberían estar en el terreno de lo obvio, lamentablemente hay élites que se niegan tercamente a internalizarlo.

La primera lección que ya debería estar suficientemente clara es que de esto saldremos unidos o no saldremos. A un año de pandemia y largas cuarentenas, una enseñanza de la covid-19 es que debemos actuar en el plano individual para protegernos en la dimensión colectiva. De la conciencia de uno depende la protección de todos.

Pues bien con el tema de la vacuna anticovid-19, la lógica funciona exactamente así. Más allá del compromiso ético y moral que deberían tener los países ricos con los más pobres, lo cierto es que o nos inmunizamos todos o la pandemia seguirá siendo un grave dolor de cabeza, que pone en riesgo incluso la viabilidad de la especie en el corto plazo.

Sálvese quien pueda

Por desgracia las élites del «primer mundo» siguen sin entender esa lección básica. Los grupos dominantes en estos países se mantienen aferrados a un principio fundacional del capitalismo, como es el egoísmo-individualista llevado a su máxima expresión. Con este delicado asunto, ha aflorado como nunca antes la política del sálvese quien pueda o «el primero yo, segundo yo y tercero yo».

Las cifras que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS) son contundentes. En estas primeras de cambio, ponen seriamente en peligro la promesa de un acceso mundial y equitativo a las vacunas contra el coronavirus.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, declaraba recientemente que ya se había administrado 39 millones de dosis de vacunas anti coronavirus en al menos 49 países ricos. En contraste, sólo se han administrado 25 dosis en uno de los países de más bajos ingresos. «No 25 millones, no 25.000, sólo 25», se lamentó Adhanom.

En una línea similar, el secretario ejecutivo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), Sacha Llorenti, denunció hace poco lo siguiente:

«El 95 por ciento de las vacunas está en manos de diez países en el mundo … Los países ricos están acumulando las vacunas, hasta nueve veces el número de sus ciudadanos. ¿Quién decide a dónde va la vacuna? Es el mercado el que está decidiendo».

El egoísmo y la codicia

Semejante miopía a la hora de administrar un elemento vital como son las vacunas anticovid-19, hace temer por el futuro del fondo Covax. Esta iniciativa fue creada con el concurso de diversos países y había obtenido 2.400 millones de dólares gracias en donaciones. No obstante, se necesitan 4.600 millones de dólares más en 2021. Lo que se ve cada vez más cuesta arriba, dado que las naciones con más ingreso están negociando cada cual por separado con las farmacéuticas, asegurándoles tasas de ganancia mucho más jugosas.

Como se ve, la lógica capitalista y neoliberal pura y dura. En realidad, a nadie tendría que extrañar esto, puesto que en el fondo, la covid-19 se ha convertido en una amenaza letal, en buena medida porque el sistema se ocupó de desmantelar los aparatos de salud pública. Otra gran enseñanza que deja la pandemia.

La paradoja de esta coyuntura, es que si mantienen ese esquema de acaparar las vacunas sólo ente los más ricos, la enfermedad les va a dar un golpe noble donde más les duele: en la economía.

Como advierte el analista de The New York Times, Peter S. Goodman: «Al monopolizar el suministro de vacunas contra el covid-19, las naciones ricas están amenazando más que con una catástrofe humanitaria: la devastación económica resultante afectará a los países ricos con tanta fuerza como a los del mundo en desarrollo».

Impacta a los ricos

Goodman explica que esta es la conclusión fundamental de un estudio académico que se publicará próximamente. «En el escenario más extremo, con las naciones ricas completamente vacunadas a mediados de este año y los países pobres en gran parte excluidos, el estudio concluye que la economía mundial sufriría pérdidas superiores a los 9 billones de dólares, una suma superior a la producción anual de Japón y Alemania en su conjunto. Casi la mitad de esos costos serían absorbidos por países ricos como Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña».

Asimismo, según la misma fuente, aún en el escenario que los investigadores denominan más probable, es decir que los países en desarrollo vacunen a la mitad de sus poblaciones antes de fin de 2021, «la economía mundial aún absorbería un golpe de entre $ 1.8 billones y $ 3.8 billones. Más de la mitad del dolor se concentraría en los países ricos».

Por ello no se trata como explica Adhanom de un asunto de caridad, es una cuestión de vida o muerte para toda la humanidad. La coyuntura exige que se pueda aceptar y asimilar que de esta crisis debemos salir entre todos, guiados por un principio de solidaridad.

Ese es el espíritu de la propuesta que guía a los países del ALBA-TCP. Y que debería ser emulada en el escenario internacional. Con el lema «unidos contra la covid-19«, la alianza plantea la creación de un fondo, para garantizar el acceso gratuito y masivo de las poblaciones de los países que integran este organismo multilateral a la vacuna.

Esta claro que o actuamos bajo la premisa de «todos para uno y uno para todos«, o no habrá bienestar para nadie. Acaparar las vacunas de la covid-19 no sólo será la peor catástrofe moral en milenios, también será el «peor negocio» para los países ricos» y su proverbial codicia.

 

 


 

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