«Aquella madrugada del 4 de febrero de 1992 (4F), Venezuela vivió el estremecimiento político y moral más grande que se haya conocido desde la época de la independencia». Con esas palabras el presidente Nicolás Maduro rememoró los 30 años de la insurrección cívico-militar que encabezó el comandante Hugo Chávez.
El jefe de Estado abordó el tema, durante la inauguración de la nueva Plaza de la Rebelión Antiimperialista; como símbolo urbano emblemático de las luchas que el pueblo venezolano ha librado desde la primera independencia.
Se trata de un espacio ubicado a un costado del Cuartel San Carlos, donde estuvieron cautivos los jóvenes militares que el 4F se levantaron contra las políticas neoliberales del gobierno adeco de Carlos Andrés Pérez.
En ese sentido, Maduro destacó que aquel día «Venezuela no sólo sintió el estremecimiento de un régimen político agotado; corrompido, vendido y entregado a los intereses del imperialismo. Sino que también vio la resurrección del ideal más grade que se haya parido en esta tierra, el ideal del Libertador Simón Bolívar«.
Por otra parte, el jefe de Estado explicó que no se trató de un golpe de Estado, porque no era organizado por el imperialismo ni por las oligarquías. «No era una mafia militar que venía a imponer los intereses económicos de 4 multimillonarios o respondiera a las ordenes de estados Unidos, Gran Bretaña o Europa».
Por el contrario, Maduro aseveró que el 4F de 1992 «fue un gran grito revolucionario para decir ya basta; Venezuela a necesita un nuevo camino, una nueva independencia, una nueva democracia».
Raíces populares
Nicolás Maduro Moros recordó que Venezuela venía de una rebelión popular, apenas 3 años antes, los días 27 y 28 de febrero de 1989; a 25 días de la juramentación de Carlos Andrés Pérez (CAP) como presidente de un nuevo período, en lo que se denominó en aquella época «la coronación de Pérez».
Asimismo, recordó como a partir de 1989, en los años 90 y 91 sucedieron hechos a escala mundial que impulsaron movimientos ideológicos y políticos que llevaron, en el caso de Venezuela, al surgimiento de una alternativa ante el neoliberalismo que representaba en el país el gobierno de CAP.
El mandatario, de igual manera, saludó a todos los combatientes del 4 de febrero de 1992 presentes en el evento, a quienes agradeció por abrirle el camino a la juventud y al pueblo venezolano con el gesto heroico que significó la insurrección cívico-militar que dirigió el comandante Chávez hace 30 años.
Símbolos de lucha
El presidente Nicolás Maduro enfatizó que el 4 de febrero de 1992, Hugo Chávez llegó para revolucionarlo todo. Por ello, rememoró que gracias a aquella rebelión, se reposicionaron los símbolos nacionales, la música folclórica, la moral y la esperanza popular.
También dijo que a partir de monumentos como la nueva Plaza de la Rebelión Antiimperialista se debe construir una ruta histórica; para mostrar las huellas de la batalla que ha dado la Patria durante 500 años.
«Mostrarle al mundo porque Venezuela es Venezuela y de dónde venimos. De que valores y de que fuerza espiritual estamos constituidos y qué conciencia histórica tenemos del pasado, del presente y del horizonte futuro», reflexionó.
Con esto ratificó que aquella gesta enarboló los símbolos del bolivarianismo auténtico con el surgimiento de un poderoso movimiento telúrico revolucionario. Se refirió al Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 encabezado por el comandante Hugo Chávez.
Igualmente, el mandatario venezolano valoró las palabras de Hugo Chávez en aquellos 50 segundos; en los cuales «asumió toda la responsabilidad en un país de políticos putrefactos». Agregó que es el mensaje político más eficaz que jamás se haya conocido en la historia de Venezuela e incluso en la historia del buena parte del mundo.
«Por eso, desde el mismo momento en que se joven hombre con su boina roja y uniforme de campaña salió en las televisoras del país y habló; nuestro pueblo quedó conectado, impactado con esa fuerza telúrica que abrió campo a un nuevo tiempo en Venezuela», manifestó Nicolás Maduro Moros.
«Después de 30 años, no nos robarán los sueños, no nos robarán el derecho a soñar y a hacer la revolución Bolivariana». Con esa frase lo sentenció de manera tajante el presidente venezolano al hablar de la gesta del 4F de 1992.