“2 + 2 son 5” | La oposición no aprende a sacar bien las cuentas

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Por: Régulo Boscán.

Acostumbramos a cometer nuestras peores debilidades y flaquezas a causa de la gente que más despreciamos, el desprecio termina precipitándonos a una ceguera tan colosal, que ya no podemos percibir la línea que separa lo correcto de lo que no lo es. Más allá del relativismo moral, tan de moda en estos tiempos, existe ese viejo consejero de la conciencia que algunos han llamado “sentido común”.

Aunque haciendo una abstracción de la frase, tal vez podamos llamarla “madurez”, y eso, como sabemos, toma tiempo aprenderlo y más aún, toma tiempo aprender a usarlo. Jean Paul Sartre decía: “Nadie debe cometer la misma tontería dos veces, la elección es suficientemente amplía”.

En Venezuela, para beneplácito de la Revolución Bolivariana, la oposición jamás ha entendido nada de esto. Es cierto, el postulado de Sartre es draconiano, nos equivocaremos más de dos veces, incluso más, pero en política, esas holguras se pagan muy caro. El cementerio de la historia política venezolana está repleto de cadáveres que no entendieron a tiempo como “maniobrar”. Y si bien es cierto que la Revolución ha cometido los suyos (errores), estar en el poder y maniobrar desde el poder, es un comodín del que no goza el que está en la otra acera. La gracia del asunto esta en no desperdiciar esa ventaja.

Uno de los peores gazapos de la derecha, no pudo ser percibido en la oposición hasta que ya fue demasiado tarde. Menospreciaron a Chávez. No sabían que el Comandante barinés había llegado para quedarse. Despreciaron su talento, lo ignoraron, lo relegaron al sótano de sus agendas. Seguros como estaban, de que salir del militar era cuestión de meses. No lograron percibir que frente a sus narices se levantaba un gigante, una leyenda. Y con él, crecía la conciencia de un pueblo oprimido por décadas, que de la mano de un “campeón” como Hugo Chávez, empezaba a transitar un camino, si bien accidentado, el único camino posible para refundar la patria. Ese desprecio de raíz antológica les dejaría fuera de combate. Chávez los vapuleó una y otra vez, les derrotó en uno y otro escenario y construyó un sistema político y una estrategia a su justa medida y antojo. Vaya error…. De haber podido entender que competían con un gigante y no con un enano, como pensaron, la consecuencia lógica del realpolitik más elemental, es que hubiesen crecido con el, a su lado. Y hoy la oposición no sería ese carrousel payasesco y bufo tan experimentado en fracasos como en miserias. ¿Cuántos errores han cometido? La lista es tan enorme como la de los errores que están por cometer, si sopla viento a favor… pero para no hacer una revisión enciclopédica, limitemos nuestro enfoque a los más visibles.

Los resultados de “La Salida” son irrefutables, además de haber mostrado las profundas divisiones de la MUD, ilusionó a sus seguidores con un sueño faraónico. Seguidores que tuvieron que volver poner a sus decepcionados pies en la tierra y conseguir fórmulas para  lidiar con lo que ellos consideran un “régimen dictatorial”. Mientras el error estaba en curso,  el oficialismo se mostró sólido en el respaldo a Maduro se unificó más y el gobierno ganó respaldo y tiempo en un momento en que su popularidad iba en franco descenso.

¿Y las guarimbas? Qué decir de las Guarimbas.. ¡dejemos a Luis Vicente León que se exprese por nosotros: “Las guarimbas maquillan y eclipsan el fondo de la protesta, tanto que las mayorías no logran reconocerlo ni identificarse con ellas. Pero mucho más interesante es este segundo resultado: la mayoría de las personas rechaza las protestas como si quemar un caucho o retar a la guardia antimotines multiplicara por cero las razones de la protesta y la lucha para lograr que el gobierno atienda la demanda de la sociedad, esa demanda que quienes rechazan la guarimba también tienen. Y esta misma mayoría cree que se desbordaron sin orientación ni sentido, las perciben violentas y culpan a una oposición que, por cierto, aunque no asume ni la dirección ni la responsabilidad de las guarimbas, es la que tendrá que asumir los costos políticos en cuanto a la pérdida de soporte a esa propuesta”.

Y hay más, muchas más cosas tan terribles… La oposición antichavista disociada es idéntica al anticastrismo, en sus inefectivas estrategias. ¿Qué han ganado los anticastristas con ese permanente lamento quejoso, mostrando continuamente las heridas? ¿Qué hubieran podido ganar convocando a la conciliación y al diálogo? Mostrando heridas la discusión política se degrada y pervierte, y el debate sobre los problemas de fondo y sus verdaderas soluciones brilla por su ausencia. Las divisiones cada vez más evidentes entre la oposición, no son principalmente ideológicas. Si bien las fuerzas opositoras abarcan desde la extrema izquierda hasta la derecha conservadora, sus diferencias en torno a la estrategia trascienden estas categorías. Tres de los cuatro miembros originales del grupo directivo de la antigua Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el llamado G4, pertenecían a la “Internacional Socialista”, por ejemplo, pero esa afinidad común no impidió la ruptura de la alianza.

Y finalmente, alguien que es, en sí mismo, el gran error... Más de un año después de que Juan Guaidó se juramentara como “presidente encargado” de la República, el escenario luce para la oposición, mucho más complicado que aquella “emocionante” tarde cuándo le juramentaron en una plaza pública, para cumplir con su deber, propiciar el cese de usurpación y finalmente poder acceder a “elecciones libres”. Escogieron a un mediocre, cuyo único talento hasta ahora conocido (en el mundo entero) es su habilidad para robar, para saquear los dineros públicos y para conspirar, para ver destruido, no a Maduro, sino a su propio pais.

La Casa Blanca sabe que no tienen más opción que seguir intentando locuras y promoviendo atajos esquizofrénicos. La oposición está ahora en manos de las decisiones de los “tanques pensantes” y de la visceralidad de Donald Trump. Y créanme, depender de lo que piense un hombre capaz de recomendar al mundo que beba desinfectantes para prevenir el covid19, es una relajada y plácida posición de alivio. La estupidez es global, porque el odio cierra la válvula de la sensatez y de la lógica. Y aunque el detalle sea “pequeñito” para el mundo, para nosotros es piramidal. Unos pescadores descalzos dieron al traste con una operación internacional para derrocar a Maduro, imagínense lo que está dispuesto a  hacer un pueblo entero junto a sus fuerzas armadas.

Hoy, para nosotros las cuentas están bien claras. Sabemos que “el orden de los factores, si altera el producto” es a la oposición a quien no le salen las cuentas, tal vez porque sus errores son “más grandes que la suma de sus partes”.

 

Régulo Boscán

@logicalchavez


 

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