Cada 11 de septiembre el mundo rememora 2 acontecimientos que marcaron el ámbito continental y global; con el impacto de hechos dolorosos que abrieron paso a escaladas de políticas de «terrorismo de Estado». Así interpreta la opinipon píblica el asesinato de Salvador Allende en 1973 y atentado contra las Torres Genelas de Nueva York, en 2001.
El primer hecho quedó históricamente definido como el corte drástico del avance de la democracia chilena y latinoamericana, que claramente inició Allende. Un proceso que se basó en la perspectiva del socialismo. También promovía el respeto a los derechos humanos y la satisfacciíon de necesidades en apego a la voluntad popular.
Mientras tanto, el inédito acontecimiento ocurrido en la propia cuna del neoliberalismo mundial, con la destrucción del conocido emporio financiero World Trade Center; sirvió como excusa para que Washington librara nuevas guerras. De hecho, los beneficios económicos resultaron mayores a las pérdidas materiales, para el poder estadounidense.
Hace 48 años el imperialismo derrocó al Presidente chileno Salvador Allende, símbolo de rebeldía, dignidad y autodeterminación, hasta su último aliento. Allende está sembrado en la conciencia de los pueblos de la Patria Grande. Hoy, se están abriendo las grandes alamedas. pic.twitter.com/Zj89cHlmcj
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) September 11, 2021
Revolución desarmada
Aquel 11 de septiembre, hace 48 años, Salvador Allende sacrificó su vida en defensa de los principios que mantuvo y legó, incluso en su último discurso radiofónico. Sus palabras fueron las transmitieron a chilenas y chilenos, mientras soldados que traicionaron su patria bombardearon el Palacio de la Moneda.
Algunos analistas determinaron años después, cómo al líder socialista le tocó pagar las consecuencias de enfrentar al sistema hegemónico capitalista con un modelo de revolución pacífica, pero también desarmada.
«Tan desarmada estaba la revolución socialista en Chile que, Allende, quien era médico e intelectual, terminó sólo, siendo su propio soldado». Así lo dijo en uno de sus discursos el comandante Hugo Chávez.
Terrible coincidencia
Muchos «cabos sueltos» aún son objeto de análisis en torno al atentado de las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York, hace 20 años. Sin duda la responsabilidad del sistema de poder que controla la Casa Blanca y el Pentágono se evidenció con la invasión contra Afganistán, la cual ha dejado a decenas de miles de muertes; entre miembros de fuerzas internacionales, combatientes locales y civiles inocentes.
Algunos centros de análisis e investigación como el Watson Institute, afirman que desde que George Bush ordenó la guerra en Afganistán en 2001, con la excusa de «combatir el terrorismo» por el ataque a las torres, el gobierno de Estados Unidos gastó más de 300 millones de dólares diarios en esa carrera bélica.
El pueblo estadounidense conmemora 20 años de los atentados terroristas contra el World Trade Center, un hecho que las y los venezolanos condenamos categóricamente. Alzamos la voz en contra de todas las formas de agresión y violencia que afectan la vida y la Paz de los pueblos. pic.twitter.com/P0lGB5PBca
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) September 11, 2021
Pocas horas después de que el mundo presenció la caída de las Torres Gemelas, en directo y en transmisión conjunta de todos los medios de comunicación del planeta; surgieron teorías que muchos sostienen hasta la actualidad. Según esas hipótesis, el propio gobierno estadounidense habría planificado y permitido los ataques.
También hubo dudas que se generaron por la afirmación de que muchos ciudadanos estadounidenses que laboraban en las torres, habrían sido notificados de que no asistieran ese día a sus puestos de trabajo. En uno de los edificios, según los informes, funcionaban oficinas de la CIA, el Departamento de Defensa y la Oficina de Manejo de Emergencias.
Con todo esto, después de 48 años del asesinato de Allende y tras 2 décadas de los atentados en Nueva York, lo que sí ha quedado en evidencia es que Washington utilizó y utiliza esos hechos como justificación para impulsar una supuesta «guerra contra el terrorismo»; que incluye la presión contra sistema políticos progresistas, en todo el mundo.