Por: Alí Rojas Olaya
Definitivamente en Miraflores tienen que estar siempre las hijas e hijos de Bolívar. ¿Por qué? Porque cuando los enemigos de la Patria gobiernan, sus intereses no son los nuestros, entonces cual Mefisto, venden su alma (en el caso que tengan) al Diablo. Pero cuando el pueblo es el que manda, entonces la oposición conspira contra él y se pone de parte de fuerzas foráneas colonialistas a las que les rinden pleitesía y a las que consideran una raza superior.
La oposición ve en Estados Unidos el modelo a seguir y a copiar. Por esta razón, es en esencia antibolivariana, es decir, sigue la doctrina Monroe, lo que implica que es nordómana. El término nordomanía fue introducido por el ensayista uruguayo José Enrique Rodó (1872-1917) para describir a quienes, en el choque de culturas entre el norte y el sur de América, optaron en nuestras latitudes por subordinarse a los valores anglosajones predominantes en los Estados Unidos de Norteamérica y apoyaron sus pretensiones de hegemonía tras salir victoriosos de la guerra contra España, en 1898, cuando ésta última perdió el dominio colonial de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. El escritor Rodó expresó su postura a través de su obra magna “Ariel”, donde el personaje homónimo representa la espiritualidad, belleza e ideales heredados por la América Latina, mientras su oponente, Calibán, resume el utilitarismo que caracteriza al desarrollismo aplicado en el país del tío Sam.
La nordomanía conlleva la creencia de que Europa, entendiendo esta voz como un concepto ideogeohistórico, es decir, incluidas Estados Unidos y Canadá, y todas las oligarquías del mundo incluidas las de países latinoamericanos, es cognitiva, tecnológica y socialmente más avanzada que el resto del mundo con lo cual surge la idea de superioridad de la forma de vida occidental sobre todas las demás. Así, Europa es el modelo a imitar y la meta desarrollista es alcanzarlos. Esto se expresa en las dicotomías civilización/barbarie, desarrollado/subdesarrollado, occidental/no-occidental, primer mundo/tercer mundo, contracultura/cultura que marcan categorialmente a buena parte de las ciencias sociales modernas que imparten nuestras universidades.
Este modelo civilizatorio impuesto, hace de nosotros nordómanos sin quererlo. En eso nos transformó gradualmente la escuela, la iglesia y los medios de comunicación. La historia es el resultado del modo en que los seres humanos organizan la producción social de su existencia. Por esto cuesta entender cómo un pescador enchancletado de Chuao defendió de la Patria bolivariana de mercenarios yanquis y nordómanos trastornados.