La mejor muestra de que estamos venciendo en la lucha contra el coronavirus no son solo las estadísticas que denotan aplanamiento de la curva de contagios, lo es también, aunque ustedes no lo crean, la reacción del oposicionismo que se alimenta del dolor y el sufrimiento del pueblo.
Si se anuncian avances en la contención del virus, nos acusan de maquillar las cifras; cuando se toman medidas drásticas de prevención, nos señalan de exagerados y extremistas. Esa es la lógica de los desesperados señores de la muerte.
Ante eso yo me pregunto: ¿Cómo se oculta la angustia de un paciente y sus familiares? ¿Cómo se podría ocultar el dolor de una pérdida de un ser querido? La verdad es implacable siempre pero lo es más cuando la componen sentimientos. Aquí lo que está en juego es la vida y el bienestar del pueblo y eso no es bandera política de nadie.
Lo que sí tenemos que reconocer, es que tienen razón cuando afirman que un gobierno es incapaz de hacer frente a un escenario de emergencia sanitaria, sino pregúntenle a Piñera, Lenín Moreno, Duque, Bolsonaro y el propio presidente Donald Trump, quienes han demostrado que un gobierno por sí solo, es la nada.
Aquí no hay gobierno omnipresente, aquí hay pueblo organizado, fuerza armada leal, solidaridad internacional y por sobre todo hay un amor y un compromiso patrio que ninguna intriga, ninguna amenaza y ningún bloqueo podrá mancillar. Pero ustedes, señores de la muerte, no están preparados para esa conversación.