Venezuela lidera «La marcha de la humanidad» por la verdadera democracia | Por: David Gómez Rodríguez
Enmanuel Todd llama Democracias autoritarias a los sistemas de gobierno que aún practicando el sufragio mantienen desafíos marcados en materia de libertades políticas, además categoriza a Europa dentro de lo que llama la Oligarquía liberal, leyendo estas categorías le postularé al célebre politólogo francés el término Plutocracia neofascista para poder definir el actual régimen político de Estados Unidos.
La necesidad de imponer apellidos y nuevas categorías a la democracia nos habla de la crisis de la modernidad tal y como la conocemos y nos obliga a pensar una Nueva Modernidad en función de cultivar formas más pertinentes de entender el mundo y de transformarlo. Es la convocatoria que hace desde el punto de vista filosófico y político el Presidente Nicolás Maduro, que ha asegurado que estamos iniciando una nueva época, particularmente para la Revolución Bolivariana esto significa profundizar de manera práctica en los conceptos que sustentan el socialismo, es decir, la democracia participativa y protagónica y la construcción del Estado comunal, que implica una nueva geometría del poder y una nueva forma de administrar los recursos y gobernar.
Mientras Venezuela avanza económicamente, superando las sanciones impuestas criminalmente por EE.UU. y se desarrolla políticamente en la consolidación del Poder Popular a través de las comunas, el mundo occidental está en una pletórica crisis y en guerra. Según el mismo Todd el hecho es que “Estados Unidos no ha podido producir el material militar que necesitan los ucranianos, porque es un hecho que la potencia de su industria ha sido vaciada por la financiarización. Es un hecho que el ejército ucraniano está en retirada y que tiene dificultades para reclutar soldados. Es un hecho que las sanciones económicas occidentales han hecho más daño a la economía europea que a la rusa y también es un hecho que la estabilidad política de Francia está ahora más amenazada que la de Rusia” No se habla en este contexto de democracia, ni de libertad, solo de armas y confrontación. ¿Qué le propone el mundo occidental al mundo global hoy? ¿A qué convocan a los pueblos del mundo?
Parece irónico que los países acusados de ser “dictaduras” por parte del imperialismo norteamericano, de reinos como el de España o de gobiernos hambreadores como el de Argentina, sean justamente los que están proponiendo desde el punto de vista económico y político alternativas al mundo, proyectos que proporcionan libertad frente al peor de los flagelos: la pobreza, y nuevas maneras de ejercer la democracia de forma protagónica y participativa. En tal escenario, la marcha de la humanidad parece estar liderada por países como China y Venezuela,
Por cierto, la pintura que abraza a este artículo de El arte de la política es justamente el mural «La marcha de la humanidad» (1971) de David Alfaro Siqueiros, el cual no solo es una obra maestra de 2.700 m², sino que es un espejo de las luchas democráticas y populares que hoy definen a la humanidad ¡No pierde vigencia Siqueiros y su profunda convicción comunista! Pues en un contexto donde la democracia enfrenta desafíos como la polarización, la injerencia externa y la necesidad de profundizar la participación popular, el mural de Siqueiros —con su épica narrativa de lucha colectiva— nos ofrece herramientas y claves para entender cómo construir un proyecto político que reivindica de manera radical la justicia social y la soberanía popular.
El comandante Chávez insistió en que el socialismo no se cultiva de forma aérea, sino desde las bases, como una red orgánica que cubre el territorio y permite ejercer el poder con el pueblo organizado. La comuna y su fuerza política y administrativa es el destino práctico del mural de Siqueiros. En Venezuela, las comunas funcionan cada vez con más capacidad, como gobiernos locales con sentido topárquico, donde se ejerce una democracia directa inspirada en las ideas del bolivarianismo y prácticas ancestrales, pero también de experiencias históricas como la de los soviets de la URSS, las concepciones de Rousseau sobre el Estado y las prácticas emancipadoras impulsadas por los movimientos populares de Brasil con los presupuestos participativos. Son ideas que podemos profundizar con textos de, por ejemplo, la Unión Comunera, Alvaro Garcia Linera, Haiman El Troudi, Michell Lebowitz, Dulce Marrufo, Juan Carlos Monedero, Mario Sanoja, Iraida Vargas y del propio Comandante Chávez.
Con la experiencia y la teoría construida en estos años de revolución, la intención del Presidente Nicolás Maduro de destinar el 70% del presupuesto nacional al poder popular y la creación de métodos para tal fin constituye una forma de cultivar la utopía concreta del Socialismo Bolivariano, no obstante, no significa esto que sea un proceso libre de obstáculos, por lo contrario en la dialéctica del propio proceso debemos procurar ir construyendo mecanismo de profundización y protección de este horizonte frente al imperialismo, la egolatría, el sectarismo, el burocratismo y la corrupción.
En el mural de Siqueiros el pueblo está organizado, con puños en alto, banderas rojas y en el centro de la obra se encuentra una mujer con los brazos abiertos, que evoca tanto una cruz: el sacrificio; como un ave en vuelo: la libertad… Así el muralista mexicano simboliza las movilizaciones populares a gran escala y en unidad, práctica que ha caracterizado a la Revolución Bolivariana desde los tiempos del Comandante Chávez.
Ahora, valdria la pena preguntarnos, mas allá de los avances en Venezuela, que otros desafíos tiene la democracia en términos globales, por ejemplo: La desigualdad económica, racial y de género persiste en las llamadas democracias formales; asimismo, cada vez se ven más democracias fracturadas por discursos de odio, populismos y desinformación; por otro lado, el siglo XXI ha traído consigo nuevas contradicciones originadas por el sistema capitalista, lo que implica que las democracias debe responder a la emergencia climática y la explotación de recursos de una manera que garantice el equilibrio necesario y la vida; por último es vital atender el fenómeno de las redes sociales que pueden democratizar la voz ciudadana o manipularla a través de fake news y algoritmos sesgados, imponiendo sobre la sociedad una nueva forma de guerra: la cognitiva, y también una nueva forma de dictadura: la mediática, lo que nos hace preguntarnos ¿Cómo traducir la «marcha de la humanidad» a un mundo donde comienza a discutirse sobre tecno-feudalismo?
La obra de Siqueiros concluye con una utopía colectiva que parece lejana para sociedades como la argentina, gobernada por Milei y el FMI, pero en Venezuela, ese futuro se cultiva, día a día, en las comunas, los consejos campesinos y las fábricas recuperadas. La democracia participativa y protagónica no es una obra terminada, sino un mural en constante elaboración, donde cada pincelada es un acto de participación popular. El 2 de febrero se darán nuevas pinceladas y en cada una de las 10 elecciones que se desarrollarán este año Venezuela contribuirá en la construcción de una nueva modernidad y de un nuevo mundo a través del ejemplo.
David Gómez Rodríguez