por: María Alejandra Díaz Marín
Los espacios acuáticos, fuentes de vida y medios de comunicación por excelencia, regulan el nacimiento de las civilizaciones. Venezuela cuenta con un alto potencial geoestratégico debido a su ubicación geográfica, su extensión marítima de 3.750 km de costa en el Caribe y 1.750 del Atlántico: posición privilegiada de la principal reserva petrolera del mundo.
El primer error a corregir es explicar que nuestro espacio geográfico no corresponde sólo a los 916.445 km2 de territorio continental, contamos con 558.228 km2 de espacio marítimo y 159.000 km2 correspondientes a nuestro reclamo histórico de la Guayana Esequiba. Poseemos un territorio continental y marítimo de 1.657.673 km2.
Es imperdonable que con esta realidad, Venezuela carezca de una flota mercante adecuada, sobre todo al contar con la infraestructura de 10 puertos públicos, 12 fluviales, 72 industrias navales, 420 estructuras portuarias menores, terminales deportivos, pesqueros y artesanales en funcionamiento.
La nueva concepción del espacio geográfico de la República, debe fortalecer la soberanía, delimitar con mayor precisión los territorios continental, insular y espacios acuático, aéreo y ultraterrestre suprayacente. No debemos seguir de espaldas a nuestro Gran Caribe, a nuestras hidrovías, de lo contrario no lograremos un desarrollo e identidad marítima ni una vocación acuática nacional. Menos en esta hora infausta de la República, amenazada con cuarentenas y bloqueos navales.
Somos los Kara Iber…los guerreros navegantes que van adelante sobre aguas brillantes. Recordando el ejemplo Bideau libertador de Güiria y a Mac Gregor encargado de tomar La Florida en EEUU, sometiendo la guarnición española para hacerlo sede del gobierno emancipatorio bolivariano, invocamos el espíritu de Maracapana, primera batalla naval de América donde salimos victoriosos en 1520.
Invocamos la espiral, el huracán, el remolino, a los Kara Iber de Venezuela, que llamaban Maracapana a la maraquita que llevan las cascabeles. Invocamos la espiral del cascabel, como los romanos organizaban sus luchas inspirados en formas de animales, como los chamanes invocan los espíritus de sus ancestros en días críticos, en busca de una voz, un soplo de vida, una dirección y un sentido…Ana Karina rote paporopo itoto nanto… convocándonos de nuevo ahora.
María Alejandra Díaz Marín
Constituyente