En plena crisis mundial y emergencia nacional por el brote del nuevo Coronavirus (COVID-19), varios artistas e incluso, deportistas venezolanos, se han dedicado a cobrar por enviar saludos a sus fans a través de una aplicación.
Personajes de la farándula venezolana como: Víctor Muñoz, Osmariel Villalobos, Wilmer «Coquito» Machado y Migbelis Castellanos entre otros, han sido criticados los últimos días no solo debido a la monetización por un saludo, sino el contexto mundial en el que están promocionando su nueva forma de hacer dinero.
Miles de personas han muerto a causa del Coronavirus, inclusive el país donde residen actualmente varios de estos »famosos», Estados Unidos, está a punto de convertirse en el epicentro de la epidemia por COVID-19, como consecuencia de la falta de implementación de políticas de salud para afrontar la crisis, es en lo que se basan los usuarios para criticarles que, en vez de aprovechar sus dotes de «influencers» para lucrarse en estos tiempos, los usen para enviar mensajes de prevención y conciencia y evitar que aumente la propagación.
Este miércoles, la animadora zuliana Osmariel Villalobos, justificó su promoción en la plataforma «Famosos»‘ en plena crisis mundial por la COVID-19, diciendo que muchos artistas lo hacen y que el dinero que ella recaudaría cobrando $50 dólares por un saludo a quien quisiera «contratarla», iba a ser destinado a una fundación en Miami, lo que despertó aún más críticas.
Otro tipo de artistas
No todos los cantantes y actores apoyan ni participan de esta nueva forma de «trabajar», el vocalista de la agrupación de rock venezolana, Caramelos de Cianuro, Asier Cazalis, publicó en twitter no solo un saludo a una fan sino además dio un consejo para ejercitarse durante la cuarentena y concluyó con la recomendación de quedarse en casa.
https://t.co/PediW6Rycc pic.twitter.com/DG98Ubaopl
— Asier Cazalis (@AsierCazalis) March 25, 2020
En un momento de emergencia mundial, hay quienes se aprovechan de sus »cualidades» para mercantilizarse, pese a que cuando lo hacen, es el momento menos indicado, ya que mientras ellos cobran «por saludar», miles sufren, las economías colapsan y los hospitales y médicos ya no se dan a basto para atender a los afectados.
