Tras conmemorarse el Día del Joven Combatiente, el pasado 29 de marzo, el alto mando de la policía de Chile, informó que volverán a utilizar armas uzi, tras el retiro de las ametralladoras en el 2011.
Este anuncio coincide con la aprobación por parte del gobierno nacional de la polémica ley Naín-Retamal, la cual permitiría el uso de este tipo de armas por parte de los carabineros. El objetivo central es aumentar el poder de los funcionarios.
Vale recordar que, en diversos episodios de la historia de Chile, Los carabineros han ejecutado actos de represión que están en la memoria de la población.
Esta decisión encendió las alarmas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que criticó la ley por considerar que abre espacio a la impunidad y a la violación de los DDHH.
«La seguridad es un derecho humano que el Estado debe garantizar, y para ello la labor de las policías es fundamental. Pero el objetivo legítimo de fortalecer el combate al crimen no puede abrir espacios a nuevas violaciones de derechos humanos o a la impunidad», advirtió la ONU.
Antecedentes de impunidad
En el 2011, se retiraron las armas tipo uzi, luego de que un carabinero asesinó a un joven que se encontraba muy cerca de las protestas convocadas por Central Unitaria de Trabajadores.
En un principio, condenaron al responsable a pagar 3 años y 61 días en prisión por el crimen cometido. Tiempo después, la Corte Marcial redujo la sentencia a 400 días. Este acto causó la indignación del pueblo de Chile.
Las armas de tipo Uzi son subametralladoras de origen israelí, fabricadas con la intención de ser utilizadas en combates a corta distancia.
Otra de las características de este tipo de armas es que la velocidad de disparo afecta la puntería, lo que la convierten en un arma de alto riesgo.
