El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), informó que en las últimas 3 semanas, al menos 190 niños han muerto y otros 1700 han resultado heridos durante como consecuencia del conflicto vigente en Sudán.
«La situación en Sudán se encuentra al borde del desastre, y cada vez más niños y niñas se ven atrapados en el fuego cruzado. Por el bien de los niños de Sudán, la violencia debe cesar«, destacó la UNICEF a través de un comunicado.
Ante esta situación el organismo pidió a las partes en conflicto cesar los ataques, ya que «los niños siempre son los más vulnerables. Debe hacerse todo lo posible para mantenerlos a salvo».
Además, exigió el cese de ataques a centros de salud, escuelas, sistemas de agua y saneamiento y otras infraestructuras imprescindibles para la población. «Deben acatar sus obligaciones legales en virtud del derecho internacional humanitario y garantizar que los niños no queden atrapados en el combate».
"La situación en Sudán se encuentra al borde del desastre, y cada vez más niños y niñas se ven atrapados en el fuego cruzado".@unicefchief pide el fin de los combates en Sudán que reporta ya 190 niños muertos y 1.700 heridos .https://t.co/jDXQCfKf3l
— UNICEF en Español (@UNICEFenEspanol) May 5, 2023
Desplazados
Debido a la violencia, un sinfín de familias se están desplazando en busca de seguridad en Sudán y al otro lado de sus fronteras. «La violencia es tal, que hasta los trabajadores humanitarios han sido atacados y sus sedes han sido saqueadas o destruidas».
Asimismo, el ente señaló que los ataques están mermando la capacidad de llevar ayuda a todo el país y proporcionarles servicios de salud, nutrición, agua y saneamiento de emergencia.
«Es fundamental que las partes en conflicto respeten el derecho internacional y permitan que los actores humanitarios puedan trabajar en condiciones de seguridad sobre el terreno para socorrer a los civiles que lo necesitan», reza el comunicado.
Por último, el organismo pidió que se permita la importación sin restricciones, sin trabas y sin interrupciones de suministros humanitarios y comerciales esenciales, en particular alimentos y combustibles, por tierra, mar y aire, independientemente de quién controle esas zonas.