Da la impresión de que el equipo del presidente Trump no analizó la situación actual de los Estados Unidos y se dejó llevar por los deseos del nuevo mandatario, de volver a los tiempos en que Donald brincoteaba por Nueva York.
¡Buenos tiempos sin duda y los Estados Unidos son un gran país!
Sin embargo, hace tiempo que dejó de ser también el país donde se trabajaba duro, se ahorraba y todos ponían en práctica las nuevas invenciones, a pesar del racismo, por ejemplo.
Los Estados Unidos pasan por una crisis con varias aristas: económica y financiera, social, religiosa e incluso militar. Estados Unidos es un país dividido donde, si a un presidente se le ocurre parar una guerra en la cual está involucrado su armamento, o peor, cerrar unas cuantas y costosas bases militares, la mayoría diseñadas para conflictos en los que no existían los drones, ya sabrá que su poder no es omnipotente cuando tenga que enfrentar al “Estado profundo”, a los perros de la guerra y hasta los excombatientes de Vietnam —guerra que perdieron—, quienes piensan, y no les falta razón, que pueden perder sus pensiones.
Los estadounidenses comunes y silvestres temen perder sus privilegios, salir de viaje porque creen que los van a agredir y le temen a sus vecinos los negros, hispanos, musulmanes y homosexuales.
Y a consecuencia de esos miedos el presidente Trump ha tenido que recular cuando se enteró de que si encarecía el petróleo mexicano y canadiense, los únicos beneficiados seríamos los venezolanos porque nuestro crudo pasaría a ser, y con mucho, el más barato.
Lo peor es que ahora hasta esas miserias humanas que forman el interinato se atreven a robar a los yanquis.
Y Trump, al enterarse de que los robos pasan de mil millones de dólares, puso el grito en el cielo y mandó a investigar. Ojo: si de investigar se trata analicen con pinzas a dónde fueron a parar los cobres porque, si bien Guaidó y sus compinches son pillos, los yanquis que le dieron el dinero no se quedan atrás y también hay dinero que fue bien utilizado como el de Fe y Alegría que ahora tiene que botar a 400 maestros.
Y ojo: que no van a cerrar la Usaid, le cambiarán nombre y causa, porque Estados Unidos no renuncia a la injerencia en los países del mundo.
Geraldin Moreno
ÚN.