Trump está probando que hay vida política más allá de La Casa Blanca, y que no se pierden el gusto y los hábitos de ser Presidente después de que se le termina el trabajo. El republicano, ahora domiciliado en Florida abrió una atípica oficina de expresidente de los EE.UU. en la ciudad de Palm Beach.
Al filo de un juicio político con el que buscan inhabilitarle para siempre, Trump sigue promoviendo su agenda política para volver a Washington D.C. como prometió el último día de su gobierno.
El objetivo de la oficina en Florida sería la de promover su agenda y obligaciones como expresidente del país.
Seguir en la jugada
A pesar del bloqueo general de los grandes medios de comunicación, el bunker de Trump recurrirá a “un sistema de distribución de correos electrónicos”.
El exmandatario no solo es desairado por los medios tradicionales sino también en la mayoría de las plataformas digitales. Twitter le suspendió su cuenta en la red social, borrando de un plumazo a una de los perfiles más populares en ese ecosistema digital.
Sin caer en la tentación de autojuramentarse como Presidente paralelo de EE.UU., el magnate se erigirá como un activo ex mandatario que vigila con gusto su nuevo gran negocio: la política.
“La Oficina será responsable de administrar la correspondencia, las declaraciones públicas, las apariciones y las actividades oficiales del presidente Trump para promover los intereses de EE.UU. y llevar adelante la agenda de la Administración Trump a través de la promoción, la organización y el activismo público” reza parte del comunicado de esta entidad “trumpista”.
Con esta maniobra, Donad Trump se mueve rápido para no perder vigencia ni ser opacado por el juicio político en su contra. El expresidente sabe que si bien la clase política bipartidista está en su contra; al menos tiene mucha gente que le apoya y que pudiera presionar bastante en el marco de una atmósfera intoxicada por la sospecha del fraude.