Qué cosas tiene la política cuando el odio marca la actitud y las simpatías que identifican y se solidarizan con “el enemigo de su enemigo” convirtiéndose en su mejor amigo y ser un ejemplo de coincidencia estratégica en la praxis política. Eso es lo que está ocurriendo en estos momentos de inmensa alegría que hay en el mundo del antimadurismo radical, con el triunfo electoral presidencial estadounidense del ultraderechista, el señor Donald Trump.
Eso significa que la extrema derecha “nacional” está de fiesta en fiesta. Tanta es la felicidad que decretaron el martes 5 de noviembre de 2024 como el gran día de júbilo para el antichavismo en general. Consideran que ahora cuentan con el apoyo del poder ejecutivo estadounidense para desalojar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Ya algunos dirigentes políticos del antichavismo le están pidiendo al presidente electo del imperialismo estadounidense que no permita, bajo ninguna circunstancia, la juramentación del presidente Maduro el 10 de enero de 2025 y, si es posible, que envié sus fuerzas militares de manera “disuasiva y humanitaria” para darle entrada al país al excandidato tapa-afiche, cuando venga a Venezuela, en un avión de la fuerza aérea española.
Si leemos las felicitaciones enviadas por MCM, la ultraderechista y amiga del imperialismo estadounidense, al nuevo presidente de los EEUU, resulta claro que le está pidiendo apoyo para “restaurar la democracia” venezolana y lograr eliminar la dictadura chavista, para que en Venezuela se pueda respirar nuevos aires de libertad, sin importar los posibles “efectos colaterales”.
Por supuesto, que la esperanza que tienen en Donald Trump es que pueda lograr llevarse al presidente Nicolás Maduro (tipo secuestro) y que, como pago por los favores recibidos, darle todos los días un millón de barriles de petróleo totalmente gratuito, durante los cuatros años de su mandato.
Sin embargo, hay subsectores del antimadurismo radical que están muy preocupados por un posible diálogo entre Maduro y Trump, que pueda permitir una reducción de las medidas coercitivas unilaterales, cuando el antimadurismo solo quiere una radicalización de las sanciones y que Donald Trump apoye una nueva autojuramentación.
Oscar Bravo
Politólogo