Para Friedrich Von Hayek, uno de los padres de la filosofía del neoliberalismo, el Estado no debe existir. Incluso, dentro de sus grandes preceptos se encuentra la célebre frase “Los seres económicamente inútiles no merecen vivir”. Muy parecida a la mencionada por la adulta mayor Christine Lagarde, ex directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien mencionó: “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo y ya”.
La esencia del capitalismo se resume allí. De esto se deduce, que no debe sorprender cualquier acción, política de gobierno u opinión esbozada por algún adepto al neoliberalismo, que encaje en estos preceptos.
Recientemente el magnate Donald Trump, se refirió a la nacionalización de empresas de la siguiente manera:
“Nosotros somos un país que no está basado en nacionalizar nuestros negocios, llame a una persona en Venezuela y pregúntele cómo la nacionalización de sus empresas ha funcionado, ¡no muy bien! (…) Si nacionalizamos y usted va a pedir a una compañía cualquiera que haga respiradores, ni siquiera va saber qué es un respirador”.
Efectivamente, las empresas estratégicas en Venezuela, antes de la llegada de la Revolución Bolivariana estaban controladas desde el extranjero. El cerebro de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), primera empresa estratégica del país, era dirigido desde los Estados Unidos. Esto permitió que en el año 2002, a través de un golpe de Estado enfilado desde la cuna de Donald Trump, se paralizara la industria, como respuesta al empeño del Comandante Hugo Chávez en defender la soberanía de Venezuela sobre sus recursos.
A partir de la nacionalización de PDVSA, entre otras empresas de Venezuela, Estados Unidos dejó de percibir el 70% de las regalías del petróleo venezolano y dichos recursos comenzaron a dirigirse a la inversión social del país en más del 75%. De allí el nacimiento de las Misiones Sociales, que también puso a tambalear a la estructura burocrática del Estado neoliberal y pasó a incorporar masivamente a la población venezolana en el derecho a la salud, a la alimentación, a la educación, a la ciencia y a la cultura.
Gracias a la nacionalización de empresas estratégicas en Venezuela, hoy más de 8 estados del país se encuentran produciendo los alimentos que se distribuyen a través de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y 16 estados en camino de alcanzar esta meta.
Es evidente, que para el señor Donald Trump, la nacionalización de las empresas no sea eficiente. Definitivamente, no es eficiente para el modelo neoliberal, pues como hoy lo demuestra dicho modelo, en medio de la pandemia mundial no interesa la vida de la población que no entrega beneficios al capitalismo. Sólo interesa la explotación de las masas y la ganancia para las élites por encima de cualquier circunstancia.