El presidente estadounidense Donald Trump lanzó una explosiva acusación, afirmando que su predecesor, Barack Obama, orquestó un golpe de Estado en su contra. En una rueda de prensa, Trump aseguró que Obama, junto con otros políticos demócratas, intentó activamente subvertir su presidencia. Esta declaración ha sacudido el panorama político, generando intensos debates y polarización. La magnitud de la acusación, por consiguiente, exige un análisis profundo de los supuestos fundamentos.
El mandatario señaló a su antecesor de cometer delitos similares a los que acusan en Brasil al ultraderechista y aliado Jair Bolsonaro. La diferencia fundamental reside en la naturaleza de las acciones. Durante las supuestas operaciones de Obama, no hubo asaltos a edificios públicos ni amenazas de asesinar al presidente, como sí ocurrió en Brasil contra Lula y como también sucedió en Estados Unidos con el asalto al Capitolio que Trump incitó en 2021. Este contraste resalta la particularidad de la acusación de Trump, quien, en este caso, se proyecta como víctima de un complot.
«Encontramos pruebas absolutas, esto no es como evidencia, es una prueba irrefutable de que Obama era sedicioso, que Obama estaba intentando liderar un golpe de Estado, y fue con Hillary Clinton, con todas estas otras personas, pero Obama lo lideró», aseveró Trump con vehemencia, en referencia a la trama sobre la supuesta injerencia rusa en los comicios de 2016. Su tono, en efecto, no dejaba lugar a dudas sobre la seriedad de sus afirmaciones. «Barack Hussein Obama es el cabecilla», reiteró, agregando que además de la entonces candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, en el supuesto complot también participaron el entonces vicepresidente de EE.UU., Joe Biden; el exdirector del FBI, James Comey; y el entonces director de Inteligencia Nacional, James Clapper. Así pues, Trump implicó a figuras clave de la administración Obama.
«Hillary Clinton estaba con él, al igual que el ‘dormilón’ Joe Biden, y los demás: Comey, Clapper, todo el grupo. Intentaron amañar unas elecciones [en 2016] y los pillaron. Y luego, sí, amañaron las elecciones de 2020», sostuvo Trump, elevando el nivel de sus acusaciones y extendiéndolas a un segundo proceso electoral. Previamente, Trump acusó a Obama de orquestar la trama sobre la supuesta injerencia rusa en los comicios de 2016. El actual mandatario también afirmó que Clinton, su rival de ese momento, y Biden también participaron activamente en esta conspiración en su contra. Por lo tanto, el alcance de la presunta conspiración se expande considerablemente en sus afirmaciones.
«El mismo Obama fabricó la farsa de Rusia, Rusia, Rusia. La corrupta Hillary, el dormilón Joe y muchos otros participaron en esto. ¡El crimen del siglo! Pruebas irrefutables. ¡Una amenaza grave para nuestro país!», escribió Trump en sus redes sociales, amplificando el mensaje a su base de seguidores.
Como ya es su costumbre, Trump no presentó pruebas concretas en su mensaje durante la rueda de prensa. Sin embargo, sus declaraciones llegaron después de que la directora de Inteligencia Nacional de EE.UU., Tulsi Gabbard, desclasificara supuestos documentos que, según afirmó, contienen «pruebas abrumadoras» de cómo Obama y su equipo de seguridad nacional impulsaron información falsa para inculpar a Rusia de interferir en los comicios después de que Trump ganara las presidenciales de 2016 frente a Hillary Clinton.
El nuevo episodio con Obama, un viejo adversario, cae como anillo al dedo para el magnate estadounidense. Se encuentra acorralado casi a diario con las pruebas que lo vinculan estrechamente al fallecido traficante sexual Jeffrey Epstein y a sus actividades ilegales. Este desvío de atención, por consiguiente, podría servir para mitigar el impacto negativo de otras controversias. El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó en una rueda de prensa este martes que su predecesor, Barack Obama, junto con otros políticos demócratas, «intentaba liderar un golpe de Estado».
