Luego de 5 años de ausencia y ya sin siquiera una pizca de legitimidad como diputado en la región de la que alguna vez salió favorecido para llegar a la Asamblea Nacional, el opositor Juan Guaidó, apareció en zonas del estado La Guaira; a pocos días de haber iniciado la campaña electoral de la cual no forma parte.
Votos no es lo que busca, puesto que es el principal promotor del abstencionismo, desconoce a las instituciones legítimas del Estado venezolano y ataca el proceso electoral que está en marcha en Venezuela.
El autoproclamado presidente interino, asegura encabezar un gobierno paralelo en Venezuela. Esta vez, llegó acompañado por sus colaboradores a sectores de la parroquia Carlos Soublette; una de las 11 parroquias que conforman la entidad costera, una de las más chavistas de todo el territorio nacional.
Medios y cuentas aliadas al ultraderechista reportaron que Mañongo, La Pedrera y Montesano son los sectores en los que caminó Guaidó, por cierto, sin una sola señal de que exista en el país una cruenta dictadura, de esas que no perdonan a quienes les adversan.
Es decir, recorrió algunos espacios con la libertad que le permite un sistema democrático del cual ha abusado insistentemente, con llamados a quemar calles, quebrar instituciones e incluso, bloquear e invadir desde el extranjero al país, sin medir consecuencias; con tal y le entreguen, por la fuerza, lo que no puede tener por los votos.
¡Ah! La consulta
Mientras le tira piedras al proceso comicial que contempla la Constitución nacional, programado para el 6 de diciembre, Juan Guaidó se empeña en repetir que ha convocado a una supuesta “consulta popular”, entre los días 5 y 12 del mismo mes. Claro está, sin tener nada que ver con el Consejo Nacional Electoral, como ente rector oficial de los procesos de participación en Venezuela.
Se trata de una maniobra con la que busca justificar su eventual permanencia en un cargo cuyos vestigios desaparecerán a partir del 5 enero, con la instalación del nuevo Parlamento, como ocurre legalmente cada 5 años.
Igualmente, aspira, mediante preguntas tendenciosas, asumir un supuesto respaldo mayoritario para seguir promoviendo “todos los mecanismos de presión nacional e internacional”; que no son otra cosa más que las sanciones que impone el gobierno de Estados Unidos.
De escondites, trampas y huidas
El extraño movimiento de Guaidó coincidió precisamente con la derrota que sufrió su principal protector, Donald Trump, en la presidencia de Estados Unidos; lo que no significa que quien lo releva significa necesariamente un cambio en la política hacia Venezuela.
¿Se fue a enconchar? ¿Se fue a esconder? ¿A buscar una ruta por la cual escapar? Ya tocará a la sabiduría y la conciencia de pueblo; a la verdadera mayoría, establecer los motivos reales o la nueva artimaña de quien está a acostumbrado a atacar desde las sobras, desplazarse por trochas y recibir la ayuda de criminales, paramilitares, nacotraficantes y élites supremacistas mundiales.
