La violencia desatada y el control de armas ausente, cobraron la vida de un joven estadounidense la noche de este sábado; cuando se desarrolló un tiroteo en San Bernardino, en Los Ángeles California, las autoridades informaron que el hecho dejó además un saldo de nueve heridos.
Según la prensa local, la fiesta no estaba permitida y las medidas de seguridad escasas ocasionaron el tiroteo donde falleció un joven de 20 años. Los familiares identificaron a la policía a Allen Gresham Jr.; quien era residente de San Bernardino y asistió a la fiesta tras haber recibido un volante en la calle.
Entretanto, una testigo, que pidió quedar anónima, dijo que estaba en una gasolinera cercana cuando vio a adolescentes que parecían estar reunidos para una fiesta de graduación. Ella dijo que en un momento un automóvil entró en la estación de servicio y una persona abrió fuego desde el interior del vehículo; disparando a dos niñas.
“Cuando sucedió todo, solo escuchamos disparos y muchos niños corriendo”, dijo el testigo. «Había muchos niños corriendo, ya sabes, llamando a sus madres, y yo estaba como parado allí, como, ¿qué puedo hacer?»
La policía llama a esa fiesta un «evento especial no permitido» y dice que ocurrió algún tipo de discusión entre al menos dos personas dentro del evento; y «se intercambiaron múltiples disparos».
En un comunicado, el jefe de policía de San Bernardino, David Green dijo, “El Departamento de Policía de San Bernardino trabajará no solo para identificar y arrestar a los sospechosos; sino también para cerrar el negocio cuyas actividades ilegales llevaron al tiroteo”.
