Por David Gómez Rodríguez
@davidgomez_rp
¡Ahora nos acusan de terroristas! Intentan sembrar en el imaginario de la región y en los espacios de la comunidad internacional la idea de que «el régimen», que comenzó siendo un gobierno populista, que luego se transformó en una dictadura corrupta, ahora es un nido de forajidos donde la maldad del mundo crece entre planes para acabar con la democracia y la estatua de libertad. Por su puesto, en la película, Caracas y Margarita son centros de operaciones del Hezbolá; aparece un Rambo colombiano, regordete y sin gracia; un Capitán América que amenazan con el uso de la fuerza y un patito feo que procura transformarse en presidente con la ilusión que la industria mediática y la donaciones de la USAID le proporcionan a costa de la soberanía nacional y la paz. Usan toda la maquinaria mediatica para preparar el terreno donde una operación como la de Sadam Hussein y Soleimani sea justificable. Construyen una narrativa del terror, le ponen música de fondo, la foto de un niño pobre y comienzan los retuits. Escriben el mismo titular en todos los periódicos y reproducen la misma canción en todos los noticieros, hasta que la gente comienza a tararearla inconscientemente. Les apuesto que en las películas de Hollywood el diablo comenzará a usar bigote y dejará de parecerse a Lenin para parecerse a Nicolás Maduro. Es la guerra simbólica, nos están disparando directo a la cabeza.
Su agresividad ha venido in crecendo, Ludovico Silva en su libro Medios de Comunicación, ideología y estrategia imperialista (México, 1980) ya nos hablaba de las formas que adopta la ofensiva comunicacional y simbólica del imperialismo cuando ve amenazada su hegemonía, “Este suministro constante de ideología tomará diferentes formas en cada formación social, dependiendo del nivel de confrontación de la lucha de clases. Durante períodos tranquilos, la transmisión de mensajes ideológicos será subliminal, estará cubierta y disfrazada; pero en momentos de crisis, cuando la lucha de clases esté abierta, la ideología tomará una forma feroz, directa y explícita”.
Lo que más impresiona es el cinismo, pues cuando comparamos al mundo 2.0 y observamos la realidad, constatamos que en Colombia, que irrefutablemente es un narcoestado, han sido asesinados cientos de líderes sociales; que EEUU envía drones y misiles a naciones soberanas, promueve golpes de Estado y se lanza excursiones como la invasión a Panamá en 1989; que Chile reprime manifestaciones de una manera brutal, tratando a sus ciudadanos al mejor estilo Pinochet; y que en Bolivia se militarizan las ciudades con una biblia por delante y bajo las órdenes de un gobierno sin legitimidad; ¡Pero el terrorismo y la crisis es venezolana! ¡SI, AJÁ!
En la llamada Cumbre contra el terrorismo, Juan Guaidó se encontró con Mike Pompeo. Tratan de darle oxígeno en el exterior, pues en el escenario nacional no puede respirar, está ahorcado entre actos de corrupción, promesas incumplida y divisiones. Él no es el peligro, Guaidó es el patito feo, el peligro real está en los que por décadas han sembrado el terror a costa de una libertad de plástico, los que pretenden enviar mensajes a través del Comando Sur, el cual hará ejercicios militares entre el 23 y el 29 de este mes.
El imperialismo norteamericano es el terrorista número uno del mundo, pero disfrazan la sangre con slogans y luces. El Encuentro Mundial Contra El Imperialismo que se desarrolla hoy en Caracas, debería darse como tarea política hacer un manifiesto contra el TERRORISMO IMPERIALISTA DE EEUU y dejarle ese apellido por siempre.