Las especulaciones sobre la situación de Venezuela y la respuesta del Gobierno a la pandemia del Coronavirus, crecen conforme a la frustración de los dirigentes opositores acorralados en su inoperancia.
La verdad está a la vista, los debates político-partidistas, se anulan frente a las muestras de responsabilidad de un Estado plural. Ejemplos sobran y las Redes Sociales que fungen como dínamos de las contradicciones gobierno-oposición, ahora son ventanas para ciudadanos como Carlos Aranguren, joven de clase media diagnosticado con CoVid-19, quien contó su experiencia como paciente y aprovechó la oportunidad de agradecer a los hombres y mujeres que día a día batallan contra el virus y al gobierno Bolivariano por garantizar su tratamiento gratuito.
La respuesta, hasta el momento, ha sido impresionante. El país a pesar del asedio, ha sido el primero en tomar medidas contundentes y además estrechó lazos de cooperación para conseguir insumos, equipos y medicamentos para enfrentar una crisis y garantizar el derecho universal a la salud.
El bloqueo y las presiones políticas internacionales, aunque menguan el desarrollo humano y el crecimiento económico, no logran su cometido final: aumentar el descontento popular para justificar el derrocamiento del gobierno legítimo de Nicolás Maduro, quien además de mantenerse firme en sus responsabilidades ha sabido saldar los compromisos sociales asumidos por la revolución para la protección de la población.