Por: Roberto Hernández Montoya.
El Contrato Goudreau-Guaidó es Supremo, Absoluto, Sacratísimo y por tanto sobrevuela muy por encima del Universo Mundo porque es Todopoderoso, Perfumado y Esplendente. Maldito y aniquilado sea eternamente todo lo que se oponga a su Celeste Excelsitud.
Sobran los abominables anexos. Lo que se destila de ellos está entero en el párrafo anterior.
El Grandioso Contrato es extenuante porque tanta enormidad fatiga. Desborda los linderos de un contrato y deviene más que una piche constitución un Libro Cósmico. Es más: es tan Inmenso que Se desborda a Sí Mismo.
J.J. regatea su bochorno alegando que el contrato era «exploratorio». ¿Exploratorio de qué? Pues de fechorías infinitas destinadas a provocar una guerra civil y una invasión, con el consiguiente genocidio sagrado, porque además se iba a ejecutar en medio de la peor pandemia en cien años. Te tienen prometida una devastación si se da una sola de sus maquinaciones. La pretensión de J.J. se llama moral burguesa —perdona la contradicción.
Según Luis Britto García es un decreto de guerra a muerte. Rebasa la tímida licencia para matar de Bond, James Bond. Sería una invasión forajida contra Venezuela entera. Bastaría tener nacionalidad venezolana para ser culpable de lo que a la Sublime Fuerza Letal Invasora Le diese la Ilimitada e Iluminada Gana de acusar a quien sea, donde sea y cuando sea.
Comparadas con el Sublime Contrato las satrapías persas eran altruistas y pendejas. Patrias bobas. El rey persa supervisaba al sátrapa para que no se excediera. O sea, que hasta los sátrapas tenían límites. El Esplendente Contrato no.
«El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente». Esta frase certera y memorable inmortalizó a John Emerich Edward Dalberg-Acton, 1° Barón de Acton, Lord Acton para los íntimos. Fue por eso que en Europa se pusieron límites a las monarquías, para que no pudieran ser como la Reina de Corazones del País de las Maravillas de Alicia, cuya frase favorita era «¡córtenle la cabeza!». Tan todopoderosa era que cuando perdía en un juego cambiaba sus reglas en su cabeza.
Como estos, que quieren exacerbar el Poder Absoluto como nunca antes en la Historia.
¿De dónde sacan que Hitler perdió la guerra? Es por una duda que tengo.
Roberto Hernández Montoya.
@rhm1947